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Que en unos presupuestos estatales de expansión con récord de gasto e incremento de la inversión en sus cifras globales, las partidas territorizables destinadas a las comarcas de Lleida bajen tres millones respecto a los del año pasado es decepcionante y más teniendo en cuenta que tienen previsto un incremento de la recaudación tributaria que puede traducirse en un aumento de la presión fiscal que sí nos afectará a todos.

Los del año pasado, atípicos por el impacto de la pandemia, contemplaban 79 millones para Lleida y en los de este año hemos bajado a 76 con las mayores partidas, 42 millones, destinadas a conservación y mantenimiento de carreteras. En cuanto al resto, solo destacan 9 millones para modernización del Canal de Aragón y Catalunya con fondos del plan de recuperación de la Covid, y partidas más pequeñas para depuradoras, mejoras ferroviarias, proyectos de carretera y 430.000 euros para la restauración de las cubiertas de la Seu Vella.

Para proyectos pendientes como la A-14 o la mejora de la N-230 o la N-240 solo hay partidas simbólicas que si no se modifican en el debate presupuestario apenas cubrirán la elaboración de informes.

Por lo que respecta a Catalunya, hay un aumento del 0,7 por ciento porcentual y de unos diez puntos de variación global respecto al año pasado con una inversión prevista de 2.230 millones, con 1.300 previstos para la prometida mejora de la red ferroviaria de ferrocarriles, que representan el 17,2 por ciento del conjunto estatal, por debajo de Andalucía que se llevará el 17,4, y doblando la inversión prevista para Madrid que se queda en el 8,9 por ciento. El problema es el déficit que arrastramos en Catalunya y que pese a la mejora aprobada, seguimos por debajo de lo marcado en la disposición adicional del Estatut que exigía una inversión proporcional a la aportación catalana al Producto Interior Bruto, que es del 19 por ciento.

Es decir, que seguimos dos puntos por debajo, aunque desde Madrid se haya hecho hincapié en que el Gobierno ha castigado a la capital para primar la inversión en Catalunya.

Tampoco es cierto, porque una cosa es la previsión y otra muy diferente la ejecución y repasando ciclos históricos desde 2015 la inversión efectuada en Madrid es un 40 por ciento superior a la ejecutada en Catalunya. Y sin buscar comparaciones, la ejecución en el primer semestre del año pasado en Catalunya apenas llegaba al 11 por ciento, o sea que el papel en materia presupuestaria lo aguanta todo y otra cosa muy diferente suele ser la ejecución.

En cualquier caso, estamos ante un primer documento que es susceptible de mejora en el debate presupuestario donde se necesitan los votos de grupos catalanes para su aprobación y donde también los diputados de Lleida deberían hacer oír su voz para conseguir subsanar la rebaja de inversiones en nuestras comarcas.

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