SEGRE

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La Trobada del Pirineu puso ayer sobre la mesa uno de los temas que en el año 2022 cobrará todo el protagonismo con la consulta que hará la Generalitat para saber el apoyo territorial con el que cuenta para sacar adelante la candidatura olímpica de los juegos de invierno Pirineus-Barcelona 2030. Ante los escépticos o contrarios al proyecto cabe recordar que los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 no solo contribuyeron a modernizar la mayoría de infraestructuras de la capital catalana, que resulta obvio, sino que en Lleida, concretamente en La Seu d’Urgell, dejó una de las infraestructuras mejor utilizadas e importantes de los últimos tiempos a nivel deportivo: el Parc del Segre, que se ha convertido en referencia del piragüismo mundial. Resulta paradójico que quienes ayer intentaran boicotear el simple debate del tema no tengan en cuenta el valor añadido que el canal de La Seu ha aportado a esta ciudad.

Es evidente, como bien dijo el presidente Pere Aragonès, que no se trata de hacer infraestructuras faraónicas que luego no se utilizarán para nada, la finalidad es poner al servicio de una candidatura de todo el Pirineo, aragonés y francés o andorrano incluidos, los enclaves naturales del esquí de Aran, el Alt Urgell, los Pallars y la Ribagorça para proyectar y promocionar a todo el mundo el potencial de estos valles, y si dejan infraestructuras e inversión, mucho mejor. El turismo ha contribuido a frenar la despoblación y si bien es fundamental que estos servicios sean sostenibles y compatibles con los usos agroganaderos de estos municipios, no es de recibo despreciar la gran contribución que el esquí ha hecho al progreso del Pirineo en su conjunto.

Presupuestos despejados

Ni ERC ni el PNV presentaron enmiendas a la totalidad a los Presupuestos del Ejecutivo de Pedro Sánchez, con lo que la tramitación de las cuentas para el 2022 allanan su camino.

Los republicanos aseguran que han logrado varios compromisos por parte de PSOE-Podemos, ligados a paliar el déficit inversor en Catalunya, becas, el ingreso mínimo vital y sobre todo en la ley audiovisual y la garantía de que el catalán logrará mayores cuotas en televisiones y plataformas de las que tiene ahora o preveía la nueva reglamentación. Es pronto para hacer valoraciones de si se trata de un compromiso más de los muchos incumplidos por parte del Estado o estamos realmente ante una nueva etapa, en la que el pacto y la negociación se abrirán paso entre tanta judicialización y frentismo entre la política española y la catalana. Sería una gran noticia para todos que la política volviera a cobrar el protagonismo que nunca debió dejar y que los presupuestos generales fueran solo eso, unas partidas para fomentar el progreso.

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