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Pese a que hace solo unos meses nos las prometíamos felices ya que parecía que la pandemia y sus efectos letales estaban a punto de pasar a la historia gracias a los altos índices de vacunación, la dura realidad nos da muestras, día sí y día también, de que ni por asomo la crisis sanitaria está superada. La llegada de la variante ómicron, que en los primeros días parecía una plaga bíblica y cuya letalidad se ha ido aminorando poco a poco aunque no su capacidad transmisora, ha hecho saltar una vez más las señales de alarma porque está tensionando de nuevo la sanidad y la situación puede agravarse en las próximas semanas. Es por ello que parece totalmente lógico primar la lucha contra el coronavirus y, por tanto, relegar a un segundo plano la actividad médica no urgente.

Sin embargo, y dicho esto, no es en absoluto de recibo que, en la actualidad, más de 8.800 leridanos y leridanas estén en lista de espera para someterse a una intervención quirúrgica, lista que ha aumentado en 1.220 personas en tan solo diez meses. A estas cifras estratosféricas es necesario añadir los casi 11.000 pacientes de las comarcas del llano y del Pirineo y Aran que aguardan una prueba diagnóstica y los 18.000 que esperan una primera visita al especialista. Cualquiera que haya acudido a los servicios de urgencia en las últimas semanas ha visto con sus propios ojos, o ha padecido directamente en sus propias carnes, la gravedad de la situación, con facultativos que no dan abasto mientras los enfermos deben aguardar horas y horas antes de ser atendidos.

De modo alguno se puede achacar esta situación al personal sanitario, uno de los sectores que más ha sufrido y ha luchado para hacer frente a las diferentes olas de la Covid que hemos estado padeciendo todos, pero es evidente que la administración no ha sabido, o no ha podido, aumentar las plantillas con los profesionales necesarios para hacer frente a lo que requiere la sociedad en un aspecto tan básico del bienestar. Los presupuestos de la Generalitat para el próximo año destinan 11.244 millones de euros a Salud, con un aumento considerable respecto a los anteriores, del 2020 y que fueron prorrogados este año, y que eran de “solo” 9.789 millones. Entre las actuaciones que contemplan destaca la formación de especialistas, con una oferta de 1.630 plazas, a las que cabe añadir otras 329 de enfermería y 45 de psicología clínica.

Es necesario pues avanzar en este sentido puesto que la inaplazable ampliación de las plantillas debe servir tanto para mejorar la atención sanitaria de los usuarios, como para mejorar la situación laboral del personal del sector, resentido tanto física como mentalmente por la tensión que han comportado estos casi dos años de pandemia.

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