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Ya son más de 900 los leridanos que han comprado el bonotren para viajar gratis en ferrocarril hasta final de año, siempre y cuando el recorrido que hagan cada día sea el mismo. La verdad es que la medida incluida en el plan energético es buena, porque además de comportar un ahorro para estas personas, fomenta el transporte público y rebaja la contaminación. Está por ver si el servicio de Rodalies de la capital catalana, ya bastante colapsado y con endémicos problemas de averías, maquinistas, etc., soporta el gran volumen de pasajeros que ganará a partir de hoy.

Pero si en Barcelona el problema se centra en absorber más usuarios, en Lleida las carencias vienen dadas por la falta de un servicio de cercanías que permita a los vecinos de Cervera, Tàrrega, Bellpuig, Mollerussa, Bell-lloc, Juneda, Les Borges o cualquiera del resto de municipios por los que circulan las líneas de Manresa o la costa, dejar el coche en casa para ir a trabajar, estudiar o cualquiera de los desplazamientos regulares que hacen cada día. Solo hay que fijarse en el número de abonos vendidos para darse cuenta que Lleida va a la cola, y no solo porque entre la Ciudad Condal y Girona o Tarragona haya menos kilómetros que a Lleida, que también; la gran diferencia está en el número de convoyes diarios (seis concretamente entre Lleida y Barcelona y menos todavía entre Lleida y Tarragona), cuando de la Costa Dorada a Barcelona sale uno cada media hora, solo por poner un ejemplo. Para el resto de Catalunya sin duda es un paso adelante en la mejora de la movilidad y ahorro familiar, aunque solo sea por 4 meses, pero para Lleida es un ejemplo más de las carencias de un servicio que dista demasiado del servicio que ofrecen los Avant y Ave.

Quizá ha llegado el momento de exigir que el manido reequilibrio territorial llegue de una vez por todas a la red de ferrocarriles de Lleida, en demasiadas ocasiones olvidada, y esto no es victimismo, es la pura realidad contrastable y contrastada.

El déficit de nunca acabar

El déficit fiscal de Catalunya con el Estado, sus entes y la Seguridad Social alcanzó casi los 20.200 millones de euros en el ejercicio de 2019, según la aproximación de la balanza fiscal elaborada por la Generalitat que presentó ayer el conseller de Economía, Jaume Giró. Esta balanza muestra la diferencia entre el gasto que el Estado realiza en una comunidad y los ingresos que obtiene de esta, generándose déficit fiscal.

La historia de nunca acabar y por la cual se inició, en buena medida, el procés. El diálogo entre Catalunya y España debe acometer esta injusticia histórica como primer peldaño para crear de verdad un clima de entendimiento.

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