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La destrucción creativa. Paradoja del progreso

Uno de los máximos exponentes del Management actual, Jonas Ridderstrale, Doctor en Economía por la Universidad de Estocolmo, afirma que finalmente Karl Marx y después de muchos años de espera, ve cumplida su profecía de que los trabajadores sean los propietarios del principal medio de producción: ¡el cerebro! Lo que nos pretende transmitir el consultor es que las “batallas” profesionales de la mayoría de los empleados actuales e incluso de los que buscan empleo no se libran en una cadena industrial o alrededor de una mesa de negociación, que la fuerza motriz de cada una de las profesiones ya no es el vapor, la energía eléctrica o cualquier otra renovable, la verdadera fuerza que mueve el mundo, también el laboral, es la energía intelectual y los profesionales que las libran lo hacen en un reducido espacio interior llamado cerebro, cuyos resultados hacen después visibles en un escenario exterior (mercado), en competencia con el resto de competidores.

El emprendedor. El “asesino” de viejas ideas

La emprendeduría, la creatividad, la innovación son germinal y conceptualmente la semilla que dará como resultado la muerte de unas ideas y el nacimiento de otras nuevas en forma de nuevos productos o servicios que llevan a unas Organizaciones a su desaparición y a otras a emerger y ocupar el espacio del ranking del progreso que antes ocupaban las primeras. Los emprendedores/as son los profesionales que con su creatividad ven nuevas oportunidades de cambiar mejorando los productos y servicios a la Sociedad. Si apuestas por ser “asesino” de viejos modelos, como emprendedor tienes a tu disposición un buen número de casos de éxito, como el método Clean, de Eric Ries. El autor nos explica cómo él fue capaz de romper con un modelo de negocio tradicional en el sector de la distribución de libros.

Claves para que una organización perdure

La literatura empresarial está llena de casos de empresas y marcas que fueron líderes en su sector y que hoy las nuevas generaciones ni siquiera conocen (Kodak, Conorde, MSN

Messenger

, etc.). La clave para no entrar en ese listado de desaparecidos está en el talento de las personas, en las capacidades que tienen los equipos.

Si el máximo valor de un profesional es su experiencia, su antigüedad, estar en un entorno sociolaboral tan cambiante como el actual puede ser un obsoleto. En la historia de las grandes empresas no suele cumplirse la teoría de la evolución y ninguna empresa fabricante de carros dio origen a las empresas del sector de automoción, ni las jugueteras pasaron a liderar el sector de los videojuegos. Aceptando lo que nos dice la historia, no tenemos garantizado que nuestro taller, tienda, fábrica o despacho vaya a seguir la teoría darwinista.

Siendo conscientes de que la única garantía de éxito es el talento y teniendo en cuenta que la evolución de nuestra inteligencia individual está creciendo generación tras generación de forma lineal y que el conocimiento lo hace de forma exponencial, el único talento capaz de garantizar el éxito familiar, organizacional o social es el talento colectivo, el del equipo. No estamos tan lejos del famoso lema de los mosqueteros: en los equipos ¡todos para uno y uno para todos!

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