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Fran Moreno protesta davant l’entrada d’un jugador de l’Alcoià en una acció del partit d’ahir al Collao.

Fran Moreno protesta davant l’entrada d’un jugador de l’Alcoià en una acció del partit d’ahir al Collao.

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En el mundo de los negocios la tranquilidad y la calma son elementos imprescindibles para que todo el mundo pueda dedicarse a lo suyo, es decir, a ganar dinero. La Bolsa muestra a diario los nervios que provoca cualquier situación que altere la ‘normalidad’. El índice bursátil es más sensíble que el sensor de un sismógrafo. Por eso, en el mundo de los negocios lo habitual es huir de los conflictos porque, como suele decirse, son un mal negocio.

Cierto es que hay gente que se mueve con mucha comodidad en medio de los conflictos. Pero desde luego, o no se dedican al mundo de los negocios o sacan provecho del propio conflicto.

El Lleida está teniendo una temporada agitada, tanto en el campo, con el equipo en zona de descenso con solo dos victorias tras las diez primeras jornadas, como fuera del terreno de juego. Hay un conflicto entre las peñas y la directiva. El presidente, Albert Esteve, pormenorizó esta pasada semana todos los puntos de discrepancia que mantiene con las peñas e incluso con sectores de la afición que no son peñas, como la Associació Amics del Lleida. Probablemente, no le falte razón en muchos aspectos. Son absolutamente reprobables los insultos y las amenazas contra las que, desde instancias como la Federación Catalana de Fútbol que preside el leridano Andreu Subies, se lucha mediante campañas que pretenden eliminarlas de los terrenos de juego.

En Catalunya, partidarios como somos del consenso, el diálogo y los pactos, no debería ser difícil sentarse en busca de soluciones y encontrarlas. La razón absoluta no suele ser patrimonio de nadie y de la misma manera que hay que escuchar les reivindicaciones, debe exigirse respeto a las normas.

En el manejo de los conflictos los expertos recomiendan frases como “por favor, ¿mé explica qué ha pasado?”, “Entiendo su molestia”, “vamos a trabajar juntos para encontrar la solución”, “¿qué podemos hacer para resolver el problema?” o “esto es lo que voy a hacer por usted”. Igual no es fácil, pero tampoco tan difícil. El conflicto siempre es un mal negocio.

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