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Trilles salta junto a un jugador del Badalona, ante la mirada de Lázaro.

Trilles salta junto a un jugador del Badalona, ante la mirada de Lázaro.CARLES MIRANDA

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El Lleida abrió este domingo una nueva Liga y, en una de esas casualidades del destino, éste quiso que el arranque fuera en el mismo escenario que el año anterior. A diferencia de hace doce meses, cuando el estreno se saldó con una derrota, el Lleida se llevó este domingo un valioso empate de Badalona (1-1), ante un equipo que cerró la temporada anterior en la quinta posición y quedándose a las puertas del descenso. Es un nuevo Lleida, que una vez más ha sufrido una notable renovación en su plantilla y que abre una nueva era, la de Gerard Albadalejo como primer entrenador.

Sin ninguna duda, el Lleida se aplica aquella frase que aconseja que “no pierdas el tiempo pensando en errores del pasado, aprende de ellos y sigue adelante”. Si hace dos temporadas, después de que el equipo que entrenaba Imanol Idiakez se quedara a un penalti del ascenso a la Segunda división, el club aplicó un “plan renove” total a una plantilla que había mostrado un excelente nivel, aunque se quedara sin premio; era evidente que tras la breve etapa de Gustavo Siviero –solo ha estado una temporada–, tocaba de nuevo agitar a fondo los armarios del vestuario del Camp d’Esports.

El club se ha dedicado en los úiltimos meses a cerrar los frentes que tenía abiertos, incluído el de la afición, que la pasada temporada dejó de asistir al estadio, sin que los resultados llegaran a engancharla de nuevo, pese a la gran segunda vuelta. Ahora se abre otro ciclo y parece el momento de que regrese la ilusión. Por lo visto ayer, el equipo sí que cumple una de las premisas que ha garantizado Albadalejo: Lucha y corre hasta el final. Incluso pudo ganar el partido.

Gerard Albadalejo se merece sin ninguna duda los cien dias de gracia que debe tener cualquier persona que accede a un nuevo cargo. Cuenta con la confianza del club, que le tenía señalado desde hacía tiempo como el hombre llamado a hacerse cargo del primer equipo. La plantilla y el cuerpo técnico están llenos de leridanos. Y ese plus debe contribuir a aportar nuevas ilusiones a todos.

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