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El de ayer no era un partido para perder. De ninguna manera. Con las cámaras de televisión en directo, el Lleida tenía la oportunidad de dar un golpe de efecto al campeonato y demostrar a los incrédulos –si es que aún queda alguno sobre las posibilidades de este equipo– que este Lleida también sabe ganar a los de arriba. Ganó, dio el golpe –ahí es nada colocarse tercero, ya en la jornada diez, y con el quinto clasificado ya a cinco puntos– y además supo conjugar la épica para acabar de ganarse a una afición entregada incluso con el 0-2 en el minuto 7 de partido.

Pero es que aún quedaba otro factor importante en liza. El espíritu de Antoni Palau, el eterno siete del Lleida, se hizo presente en su Camp d’Esports. Era su día. Con su familia en el campo se estrenó la Puerta 7 con su nombre en el Gol Sur, estatua incluida, y los suyos recibieron ese mural en el que centenares de aficionados, que nunca le olvidarán, dejaron su firma, una última frase de agradecimiento a ese jugador, prematuramente desaparecido, y que dio tantas tardes y noches de gloria al equipo. Sin duda ese espíritu ganador de Palau se hizo notar, y de qué manera, en una segunda parte que, sin duda se recordará durante tiempo y que es una de las más brillantes de la corta historia del Esportiu, levantándole un 0-2 a un Cornellà que se creyó ganador antes de hora. Pero que se olvidó de que a los de Albadalejo les cuesta muchísimo entregar los partidos. Ese mismo espíritu de Palau, que no nos abandone nunca, sin duda volverá a ser importante este jueves ante la Real Sociedad.

A la Unió Esportiva siempre se le dio bien el equipo donostiarra. En aquella inicial temporada en Primera, la 50-51, fue uno de los pocos equipos que perdió en el Camp d’Esports y en la segunda etapa en la máxima categoría, la 93-94, la Real fue el único equipo al que el Lleida le ganó los dos partidos. Y Palau jugó en los dos, aunque en el primero, en Anoeta, tuvo la desgracia de romperse la tibia y el peroné. Pero bueno, el Lleida aún presume de ser el primero en derrotar a los donostiarras en su recién estrenado campo.

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