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Valiente cae al suelo ante dos jugadores del Mallorca en una acción del partido de ayer.

Valiente cae al suelo ante dos jugadores del Mallorca en una acción del partido de ayer.LLEONARD DELSHAMS

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En lo que estamos de acuerdo es que no es para rasgarse las vestiduras que el Lleida, después de unas cuantas jornadas de vino y rosas, haya caido a la séptima posición a 15 puntos del líder Mallorca y a dos del play off, que marca ahora el Hércules que, sin Siviero, va como una moto. Queda mucha Liga y ni antes eramos tan buenos ni ahora somos tan malos. Simplemente se ha entrado en una mala racha de resultados, más que de juego: dos puntos de los últimos doce. Tres partidos sin marcar y tres encajando.

Lo dicho, una racha que puede romperse en cualquier momento. El Lleida no tiene gol. Es verdad. Pero no lo tiene desde la primera jornada, no es de ahora. Y esa falta de gol es una dolencia que padecen el 99 por ciento de los equipos de la Segunda B y el Lleida, por desgracia, no es una excepción y pertenece a ese selecto grupo del uno por ciento. La figura del delantero centro es una especie, no diría que en vías de extinción, pero sí muy difícil de encontrar. El nueve es un especialista cuyo valor cotiza al alza. Los referentes del Lleida no son una excepción. Marc Nierga no es un nueve al uso y Bojan Radulovic, que sí lo es, tiene 17 años. Y los demás referentes son medias puntas. El Lleida, desde Jaime Mata, no ha vuelto a tener un nueve de verdad, como lo fueron Paco Salillas y, aún más atrás, el añorado Mariano Azkona.

El maestro Mané siempre decia que preferia a diez jugadores de su equipo capaces de marcar un gol a tener uno que garantizase diez. Ahí diferíamos, aunque el ascenso a Primera –y parezco estar contando ya batallitas del abuelo Cebolleta–, se consiguiese sin “nueve” en el equipo. Y el Lleida era un equipo imbatible y goleador. A mí denme un jugador que garantice 12 o 15 goles por temporada. Eso sí que da tranquilidad cuando las cosas vienen mal dadas. Pero como no es el caso, porque no lo hay en el equipo de Albadalejo, pues no hay que volverse locos. Hay que dar tiempo al tiempo y confiar en que la situación es reversible, porque lo es. la Liga es muy larga y hasta el mes de mayo no se sabrá si los sueños son posibles o no.

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