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Tim Derksen disputa un rebote con Fran Guerra, ex del Actel.

Tim Derksen disputa un rebote con Fran Guerra, ex del Actel.LLEONARD DELSHAMS

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Que el Força Lleida no ocupa el puesto que podíamos presagiar es una evidencia. Aunque no se había construido una plantilla para luchar por el ascenso, competir para alcanzar, este año sí, las posiciones de play off parecía estar al alcance de un equipo con más caras nuevas que las deseadas. No apostar por jugadores contrastados en la categoría y no dar continuidad, en algunos casos, más allá de una temporada, a jugadores importantes es sinónimo de año tras año partir de cero.

Una plantilla corta, a la que hay que sumar, en algunos momentos, inoportunas lesiones, han abocado al equipo a esta situación. Sorprendió, y mucho, que una de las primeras decisiones que se tomaran para enderezar el rumbo fuera la destitución del técnico Borja Comenge. Anteriormente, un fugaz Rozitis, demostrando que podía dar un salto de calidad al equipo, fue incomprensiblemente traspasado al Ourense. Seguramente la nómina que percibía era considerada excesiva por los directivos, aunque para el club gallego ha demostrado ser un jugador importante.

Anoche, una vez más, el equipo mostró carencias en lo colectivo. Sin exponer un juego vistoso, algunas pinceladas individuales mantuvieron al equipo con opciones hasta el final, pero el dominio en el rebote ofensivo de los norteafricanos en el último cuarto decantó el partido. En las últimas tres jornadas, Castelló, Palencia y Manresa decidirán el futuro de Força Lleida. Solo un partido es la distancia con el descenso. Los pequeños detalles son los que a menudo separan la victoria de la derrota. Algunos de ellos no se han gestionado con brillantez desde los despachos, pero ahora es momento de hacer un último esfuerzo desde todos los frentes y ejecutarlos de forma impecable en la pista.

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