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Un jugador del Granada entra a canasta sin oposición.

Un jugador del Granada entra a canasta sin oposición.FERMÍN RODRÍGUEZ/IDEAL

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Después de la derrota de ayer en Granada y, justo antes de ponerme con esta contracrónica, el reproductor me regaló el temazo “héroes” del añorado David Bowie. Para alguien de mi edad, escuchar indefinidamente esta canción no hace sino acercarme a esos buenos tiempos felices y lejanos. Y no lo he podido evitar. Hemos sido héroes durante muchas semanas y quiero pensar que lo sucedido en tierras granadinas no es más que un mal día. Solo un mal día.

Un primer cuarto desastroso nos descubrió a un equipo desconocido, blando, tímido y desacertado. Nosotros no somos así. No lo hemos sido hasta el día de ayer. Granada nos desnudó y lo que dejamos ver entonces no nos ha gustado nada. Pero no hay tiempo para lamentaciones y esa tozuda incapacidad para reaccionar en la segunda parte quiero pensar que fue fruto de un mal día. Solo un mal día.

La estadística avanzada nos dice que ninguno de nuestros jugadores estuvo en números positivos, perdimos en el dominio del rebote y los porcentajes de tiro fueron los peores en lo que llevamos de la temporada. Desde luego en el partido de ayer no fuimos ese equipo alabado y a la vez temido por nuestros rivales, la revelación del campeonato. Pero seguimos siendo los mismos. Lo de ayer fue un mal día. Solo un mal día.

“Y la vergüenza está en otro lado. Podemos ser héroes, héroes solo por un día”, cantaba Bowie.

Debemos seguir sintiéndonos orgullosos de los nuestros. Nadie creyó en nosotros al principio y nadie nos va a regalar nada de aquí al final de la temporada. Pero es indiscutible que nos hemos ganado el respeto de todos los rivales y también nos hemos ganado el derecho a creer que podemos dejar de ser héroes, pero solo por un día. Por un mal día.

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