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Obi Kyei intenta lanzar a canasta ante dos rivales.

Obi Kyei intenta lanzar a canasta ante dos rivales.ÁREA 11

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Tras el partido de anoche y llegados al ecuador de la temporada, es obligado valorar la trayectoria del equipo. Ocupar la zona media al final de esta primera vuelta no puede considerarse más que como un éxito si tenemos en cuenta las sensaciones que transmitía el equipo a principio de curso. Un año más, traer muchos jugadores noveles, algunos sin experiencia en la Liga, comportó una importante remodelación del grupo que requería una fase de adaptación especialmente durante los primeros partidos. Nada más lejos de la realidad, ya desde el inicio el engranaje rozó la perfección. Quizás el grupo no transmitía el talento de otras temporadas pero, en cambio, exhibía un derroche físico que es un bien muy preciado en esta Liga. El arranque con 9 victorias y 2 derrotas dejaba muy lejos las tres plazas fatídicas de descenso que tanto nos hicieron sufrir la pasada temporada.

Diciembre ha supuesto un punto de inflexión con un balance de 6 derrotas y una victoria. La aparición de lesiones ha mermado considerablemente el rendimiento del equipo. De ahí la llegada del británico Joshua Steel para suplir la baja temporal de Fernando Sierra y la rescisión de Nil Brià debido a su escasa aportación.

Mención especial merece el papel de los vinculados. Solo han debutado Lafuente y Oliva con un rol testimonial. Claro está que el objetivo no es un posible ascenso. Por eso, ocupando un buen puesto en la tabla, una mayor participación de jóvenes locales debería ser la apuesta de un club que ha prescindido esta temporada de Rubín y Sutina.

Lleida, que año tras año ve aumentado el número de practicantes y que, históricamente, tan buenos jugadores ha dado a nivel estatal, ha visto truncada hace años la aparición de jugadores hacia el baloncesto profesional. Algo debemos hacer.

Obi Kyei intenta lanzar a canasta ante dos rivales.

Obi Kyei intenta lanzar a canasta ante dos rivales.ÁREA 11

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