SEGRE

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La situación es la que es: el primer puesto, incalcanzable y el segundo y el tercero, imposible. El cuarto, muy complicado pero matemáticamente accesible. Quedan tres encuentros por jugar (todos ellos ciertamente difíciles) y un bonus de tres puntos por la patilla, ya adjudicado por el adiós del Ontinyent. Y el Cornellà está a cuatro puntos. O sea que el play off sigue estando igual de complicado que antes de jugar ante el inocente Peralada, pero las sensaciones son totalmente diferentes.

El Lleida ganó con solvencia, algo de lo que casi ya no se acordaban los aficionados que, haciendo bueno aquel dicho de que el fútbol es un cúmulo de sentimientos, a veces encontradois, despidió a los jugadores al grito de “Sí, se puede” cuando después de perder en Sabadell pedían cabezas.

La victoria llegó casi a refilón cuando nadie la esperaba. Los jugadores eran los mismos, bueno casi los mismos, porque debutó el último fichaje, Álex Felip. Y esta vez parecían distintos. Hasta el portero, el canterano Víctor Vidal, que se estrenaba en un semidesierto Camp d’Esports mostró maneras de veterano al blocar y mover el balón hacia el compañero mejor colocado. Por cierto, Joan Carles Oliva sigue dando lecciones de pragmatismo en cada rueda de prensa, acongojó al personal con su “tranquilos, que no hay riesgo de impugnación con Álex Felip”. Más que con el estreno del ex del Ontinyent, con el tema de la baja federativa del jugador para poder inscribirle. Después de hacer quinielas sobre el nombre del “desafortunado”, todo apunta a que será Óscar Santiago, que ya no estuvo ni convocado.

En cualquier caso, y es de suponer que con la moral recuperada tras el triunfo, hay que ganar al Conquense el sábado, que ocupa plaza de promoción de descenso; al Barça B en el último partido en casa y al At. Baleares en Son Malferit cuando esté celebrando ya el título, que no el ascenso. Lo de la quinta plaza, por si el Villarreal baja a Segunda, también es otra opción pero los castellonenses no parece que estén por la labor.

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