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Molo durante la acción que le conllevó ser expulsado.

Molo durante la acción que le conllevó ser expulsado.JORDI ECHEVARRIA

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Después de ver como volaban dos puntos del Camp d’Esports con la visita del filial del FC Barcelona, cabe hacer tres reflexiones, así, a bote pronto. La primera es que el Barça B fue superior. La segunda que el árbitraje del murciano Sánchez López no estuvo a la altura de uno de los mejores partidos que pueden verse en la categoría y, la tercera, es que en el equipo de García Pimienta –que se desplazó con bajas entre los convocados por Valverde para enfrentarse por la mañana al Leganés, además de tener sancionado a Riqui Puig–, hay muy buenos jugadores, jóvenes y con futuro, pero que difícilmente los veremos alguna vez en el Camp Nou porque la exigencia de resultados es tal, que es imposible tener paciencia con alguna joya, aún por pulir. Dicho esto, también hay que signficar que la clave del partido estuvo en que durante demasiados minutos, casi todos, los de Molo –que protagonizó una de las más absurdas expulsiones que hemos visto en mucho tiempo–, buscaron la pelota y no la supieron encontrar. El filial azulgrana la escondió, una y otra vez, y el Lleida la veía pero siempre de lejos. Bueno, al final empate, que no está del todo mal si se piensa que pudo ser peor, aunque, según los resultados que se produzcan hoy, perjudicará tanto a los azules como a los azulgranas. El Castellón puede irse a cuatro puntos y el Lleida caer a la cuarta plaza si ganan Sabadell y Andorra, el próximo rival, aunque eso ya sería demasiado infortunio.

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