SEGRE

Creado:

Actualizado:

El apagón parcial que se produjo en la segunda parte en el Camp d’Esports fue, haciendo un uso metafórico del término, el mismo que sufrió el Lleida Esportiu en su atípico estreno en casa. En estos tiempos tan extraños debido a la pandemia producía tristeza ver el estadio sin público, sin alma en definitiva, porque los aficionados son al fin y al cabo la razón de ser de este deporte.

Hasta ayer los de Molo habían hecho bueno el refrán que dice: “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Comenzaron más tarde que el resto de rivales, aunque al menos pudieron descansar en la primera jornada, y la trayectoria estaba siendo buena. Era el único equipo de su subgrupo que había sido capaz de ganar fuera de casa en un arranque de temporada tan insólito que hasta la sexta jornada no ha pisado el Camp d’Esports.

Pese a la derrota de ayer, por cierto ante un muy buen rival, este Lleida pintaba bien. Quedan muchos aspectos por pulir, eso está claro, pero Molo estaba sabiendo sacar rendimiento a un grupo que, respecto a la pasada temporada, perdió piezas importantes en el once titular. El Cornellà dominó con suficiencia a un Lleida que evidenció carencias. No estuvo bien en defensa y, de hecho, solo en un partido, el que ganó en Badalona 0-2, no ha encajado goles. Y tampoco de tres cuartos hacia delante hubo ayer ideas y frescura. Eso sí, hay que elogiar el esfuerzo hasta el final de un Lleida en el que su espíritu de lucha es el que pretende inculcar Molo porque esa era su principal característica cuando era jugador en activo.

En un torneo de fases cortas hay que poner remedio de inmediato. Molo es consciente de que el tiempo apremia y hasta ayer los resultados estaban acompañando. Incluso se superó el hándicap de jugar fuera, aunque la mayoría de victorias en este subgrupo están siendo caseras. Ha sido un borrón y ahora toca resarcirse este miércoles ante el Llagostera.

tracking