Primera fase, segunda vuelta

D ebe ser casualidad, pero en los últimos años casi siempre coincide una de mis colaboraciones con el inicio de la segunda vuelta. Este año también. Las últimas temporadas, debido a los resultados, el contenido de esas contracrónicas solía ser de esperanza en un mejor juego, mejores resultados o una mejor financiación. En esta campaña tan extraña para todos, y donde poder jugar se ha convertido en un desafío al azar, hemos comenzado la segunda vuelta de la primera fase con más victorias que derrotas y tras una meritoria secuencia de tres partidos ganados.

Es cierto que aún quedan dos encuentros pendientes y que el margen y la clasificación deberían mejorar a la vista de los rivales pendientes, pero también es cierto que estos constantes paréntesis competitivos no ayudan a lo que los que saben denominan ‘tener ritmo de competición’. A diferencia de otros años, mi sensación en este inicio de la segunda vuelta es que desde el banquillo se tienen las ideas claras sobre las fortalezas y las debilidades del grupo. La renovación de Aranzana es lo mejor que nos podía haber sucedido. Las comparaciones siempre son odiosas, pero a veces son necesarias. Recordar las sensaciones y las dinámicas de temporadas pasadas, tanto dentro como fuera de la pista a estas alturas de competición, no hace más que constatar un cambio positivo, y solo por ello invita a ser optimistas.

Defensa sólida, fortaleza mental, dureza, constancia y confianza en el trabajo son, a mi juicio, los adjetivos que hoy definen a este equipo. No me cansaré de repetir que, en las circunstancias en las que la competición se está desarrollando, solo los más fuertes y los que tengan mejor mentalidad de adaptación saldrán adelante. A pesar de todo, feliz Navidad y feliz nuevo año.