Estamos en Plata

He tenido que dejar pasar unas horas para ser capaz de encajar el revés. Las consecuencias de la derrota son ahora mismo imposibles de valorar con la serenidad suficiente como para ser justos con unos y otros.

Estamos en LEB Plata, esta es la dura realidad. Es paradójico que en una temporada en la que las cosas se han hecho bien y, sobre todo, se han hecho de una manera distinta, el resultado sea peor que cuando la queja, el reproche y los problemas económicos estaban instalados en el argumentario del club.

Tiempo habrá para la autocrítica y el análisis sosegado y profundo, pero el palo es de los que no vamos a poder digerir fácilmente. En una temporada atípica no hemos sido capaces de adaptar nuestra respuesta a los requisitos y las necesidades que planteaba esta nueva forma de competir.

El equipo y el club han sido tratados de forma injusta y grosera por una federación que miró para otro lado cuando, saliendo de un contagio masivo de Covid, obligó a jugar tres partidos en cinco días a un grupo de jugadores que, aun teniendo el alta médica, estaban muy lejos física y psíquicamente para competir en igualdad de condiciones. El resultado de ese abuso federativo fue devastador.

Pero no es menos cierto que el tramo final ha sido sencillamente decepcionante. Tan solo en tramos concretos de partidos aislados hemos podido reconocer a aquel equipo que ilusionaba a mitad de Liga. Dependiendo de sí mismo, el equipo no ha sido capaz de sacar adelante ninguno de los partidos comprometidos y el resultado de esta incompetencia es un descenso doloroso e injusto. Queda tiempo para que los responsables del club mediten, analicen y tomen decisiones. Eso, o que se vuelva a ganar en los despachos lo que se perdió en la pista. No sería la primera vez.