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© Déjà vu o trampantojo
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© Juan Cal
¿Recuerdan las idas y venidas de las fuerzas políticas por el Palau Robert o el de la Generalitat? Eran los participantes del Pacto por el Derecho a Decidir que intentaban establecer fórmulas de acuerdo para celebrar un referéndum que diera satisfacción a todas las sensibilidades allí representadas, desde la actitud más rupturista de la CUP hasta la más pactista de ICV. Eran los tiempos de Artur Mas, David Fernández, Joan Herrera y Oriol Junqueras, más Carme Forcadell y Muriel Casals en representación de las entidades de la sociedad civil. Intentaban poner orden en la natural dispersión ideológica en que se mueven fuerzas políticas y sociales tan diversas. Trascendía entonces el nerviosismo, la discrepancia, la crítica por la tibieza del President en la consulta que pensaba organizar y que, visto hoy con la distancia de dos años, parece uno de los actos más audaces que se recuerdan. Entonces era Mas quien convocaba a sus interlocutores, de noche y con sigilo, para evitar las filtraciones a la prensa y que se trasladara a la opinión pública –sobre todo a los votantes independentistas– una sensación de conflicto y desánimo. Hoy, dos años y una consulta más tarde, la vida sigue igual.
El President –en este caso Carles Puigdemont– convoca de urgencia a sus socios para poner freno a las filtraciones sobre disensiones en el seno del Govern y de Junts pel Sí. Pero ¡ay!, se olvida de la sociedad civil que, presa de cólera, le invita a hacerse a un lado si no se ve capaz de convocar el referéndum. Es el momento de comprobar si es trampa o verdad.