El futuro está en Francia

Este domingo se juega una de las partidas más importantes de la política Europea desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Francia decide entre una candidata de extrema derecha, xenófoba y aislacionista, Marine Le Pen; y un presidenciable joven –Macron será, si gana, el presidente más joven de Francia–, ajeno al establishment político, liberal y partidario de la apertura al mundo. Una nacionalista contra un europeísta.

Puede que sea la ocasión en que la hija del fundador del Frente Nacional pueda estar más cerca de la victoria. Para conseguirlo se ha vestido con parte de los mensajes de Jean-Luc Mélenchon, el candidato de la extrema izquierda, que se ha negado a respaldar al candidato contrario a la ultraderechista. Macron, por su parte, tendrá en contra el hecho de haber sido durante dos años ministro de Economía con François Hollande, el presidente menos popular de la República.

No tiene detrás a ninguno de los partidos políticos tradicionales, que fueron barridos en la primera vuelta, sino un movimiento político y social denominado En Marche que pretende renovar un panorama político agotado por la incapacidad de los sucesivos Gobiernos, desde la época de Sarkozy, de dar una alternativa razonable a la crisis. Francia ha escondido la cabeza debajo del ala durante diez años y ahora deberá enfrentarse a duros cambios que sin duda generarán un crispado clima social, pero sólo Macron podrá hacerlo con garantías de éxito tanto para Francia como para Europa. La victoria de Le Pen sería el éxito de los que desean el final de la Unión Europea.