La culpa de que 3.500 vehículos quedaran atrapados en una autopista de peaje al norte de Madrid a causa de un temporal de nieve fue, según el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, de los conductores. Serrano es de Sevilla, como el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y a la hora en que la tragedia se desencadenaba en la AP6, los dos estaban tan a gusto en Sevilla viendo el partido de la máxima entre el Sevilla y el Betis. Eso sí, el director general afirmó ante los medios que él siguió al pie del cañón los acontecimientos pero el gabinete de crisis no se reunió hasta el día siguiente, cuando los soldados de la UME ya habían sacado de la ratonera a todos los conductores que habían quedado atrapados. En su comparecencia, quizás sin argumentos a los que aferrarse, Serrano señaló como culpables a las víctimas. Craso error. Sólo hay algo que los ciudadanos acepten peor que un error de los políticos y es que se les culpe a ellos de haberlo cometido. El director general de Tráfico sólo habría tenido que ver una de las series de moda, The Good Wife, producida por Ridley Scott, para saber que uno de sus personajes, Eli Gold, el asesor político, monta en cólera cuando ve como uno de los personajes implicados en una intoxicación alimentaria entre escolares, responde a las denuncias acusando a los niños de tener prácticas alimenticias poco saludables. “Es muy fácil –dice Eli Gold–, sólo hace falta pedir perdón. Pero en ningún caso puede echarse la culpa a los ciudadanos. Ahora sólo queda un camino, cambiar de portavoz”. O, dicho en otras palabras: presentar la dimisión.