Mañana SEGRE ofrece a sus lectores un suplemento especial de 80 páginas sobre los acontecimientos históricos de hace un año. En aquella jornada histórica, aciaga por la actuación policial pero esperanzadora para miles de ciudadanos deseosos de votar sobre su futuro, se marcó un punto de inflexión que ha resultado clave para poner en común la estrategia independentista, a pesar de las muchas discrepancias que albergan los partidos sobre cómo afrontar las futuras decisiones gubernamentales. Si algo es indiscutible es que miles de personas de buena voluntad acudieron a los colegios electorales con el objetivo de defender su derecho a votar y que esa acción pacífica y cívica mereció una represión inaceptable por parte del Gobierno a través de un dispositivo policial tan torpe como denunciable. Ese día el Gobierno de Rajoy perdió definitivamente –si es que algún día la tuvo– la hegemonía del relato catalán y provocó la preocupación entre las cancillerías europeas, que aún manteniendo su apoyo al Gobierno veían con preocupación su deriva violenta y autoritaria. No queda al margen de las críticas el Govern de la Catalunya, que jugó con la buena fe de los ciudadanos convocándolos a una consulta que no se podía celebrar y sirviéndose de ellos y de la represión a la que fueron sometidos, como capital político. La proximidad de los hechos impide una visión objetiva y desapasionada sobre ellos, pero el tiempo debería servir no para ahondar en el conflicto, sino para encontrar, por parte de todos, alternativas que permitan una respuesta política.