El estreno de la serie Drama en TV3 ha desatado una de esas tormentas lingüísticas que pueden analizarse de diferentes maneras: una es la radical, casi histérica, de considerar que cualquier concesión al castellano es la rendición de un idioma en peligro. La otra es la expresada por los creadores de la serie –producción a cargo de El Terrat y de Play Z, el canal juvenil de Televisión Española–, que aseguran que la ficción no hace más que recoger la realidad de la convivencia entre castellano y catalán en la calle. Baste con oír estos días las canciones de ese fenómeno que es el trío Stay Homas para comprobar con qué naturalidad un grupo musical mezcla catalán, inglés y castellano sin que se incendien los pilares de la civilización. Sin embargo cabe otra pregunta pertinente sobre la presencia del castellano en TV3: ¿cuál es su función? ¿Ser el fiel reflejo de la realidad lingüística catalana o actuar como contrapeso de la potencia del castellano? No hay más que echar un vistazo a la presencia de medios en lengua castellana en Catalunya para comprender que existe un desequilibrio que impide a los ciudadanos catalanohablantes a vivir en plenitud en Catalunya.
Es bien cierto que ese mismo argumento ha sido utilizado desde algunos sectores de castellanoparlantes para criticar la falta de presencia del castellano en la administración o en los medios públicos catalanes, pero la realidad es que en ciertos entornos urbanos la presencia del catalán es residual y sigue precisando de la función promotora y solvente de unos medios públicos de calidad.