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Ni lletja ni trista

Ni lletja ni tristaÒSCAR RODBAG (SOLSONA TURISME)

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Aquest 2020

s’ha celebrat el centenari de la mort de Pérez Galdós, l’autor més prolífic de la novel·la realista castellana, gràcies a la cinquantena d’

Episodios nacionales

. El titulat

Un voluntario realista

comença a Solsona, que és descrita, amb prosa brunyida no exempta d’irònica condescendència, en termes poc favorables, potser vàlids al segle XIX però injustos a hores d’ara. Perquè ho pugui jutjar el lector, en reprodueixo d’una tirada els tres primers paràgrafs:

“La ciudad de Solsona, que ya no es obispado, ni plaza fuerte, ni cosa que tal valga, y hasta se ha olvidado de su escudo, consistente en cruz de oro, castillo y cardo de los mismos esmaltes sobre campo de gules, era, allá por los turbulentos principios de nuestro siglo, una de las más feas y tristes poblaciones de la cristiandad, a pesar de sus formidables muros, de sus nueve esbeltos torreones, de su castillo romano, indicador de gloriosísimo abolengo, y a pesar también de su catedral, a que daban lustre cuatro dignidades, dos canonjías, doce raciones y veinticuatro beneficios. La que Ptolomeo llamó Setelsis se ensoberbecía con la fábrica suntuosa de cuatro conventos que eran regocijo de almas pías y motivo de constante edificación para el vecindario. Este se elevaba a la babilónica cifra de 2.056 habitantes.”

“Estos 2.056 habitantes setelsinos ocupaban, ¿a qué negarlo?, lugar muy excelso en el mundo industrial con sus ocho fábricas de navajas, tres de candiles y otras de menor importancia. También se dedicaban a criar mulas lechales que traían del cercano Pirineo; cultivaban con esmero las delicadas frutas catalanas, y eran maestros en cebar aves domésticas, así como en cazar la muchedumbre de codornices, palomas silvestres, ánades y becadas, que tanto abundan en aquellos espesos montes y placenteros ríos. No podían ser tales industrias de las menos lucrativas en tierra tan poblada de canónigos, racioneros y regulares.”

“En 19 de septiembre de 1810, los franceses, que nada respetaban, entraron en Solsona con estrépito, y después de cometer mil desmanes se entretuvieron en quemar la catedral; con tal siniestro desplomáronse las torres y vinieron al suelo las campanas. También pusieron mano en los conventos, encariñándose demasiado con los de religiosas, donde cometieron desafueros que mejor están callados que referidos.”

No em diguin que no venen ganes de seguir llegint...

Ni lletja ni trista

Ni lletja ni tristaÒSCAR RODBAG (SOLSONA TURISME)

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