Todas las imágenes y contenidos de SEGRE.com tiene derechos y no se permite su reproducción y/o copia sin autorización expresa.
© Moderat Iglesias, histriònic Rivera
SEGRETodas las imágenes y contenidos de SEGRE.com tiene derechos y no se permite su reproducción y/o copia sin autorización expresa.
© Mascotes
Si bien es cierto que la objetividad absoluta no existe porque todos tendemos a juzgar hechos, palabras y personas según nuestra propia ideología, no es menos verdad que como mínimo los periodistas deberíamos intentarlo, porque por mucho que cada periódico, radio y televisión tenga unos dueños, unos intereses y un público, hay realidades y evidencias que difícilmente admiten controversia. Y en los dos debates televisados de los cuatro principales aspirantes a ocupar la presidencia del Gobierno español hubo un ganador, sobre todo en el de Atresmedia, que fue Pablo Iglesias, y un perdedor igual de meridiano, especialmente también en el segundo, que no es otro que Albert Rivera. Después podemos introducir todos los matices que queramos, pero ningún profesional de la información serio puede negar tal certeza. Iglesias estuvo el martes moderado en la forma, seguro en el fondo, emotivo en el mensaje y respetuoso con sus contrincantes. En el otro extremo, Rivera se mostró alterado e histriónico, con una afectación o exageración más propia de un actor teatral. Irrespetuoso, maleducado y con un continente y contenido que se limitó, como casi siempre, a su catalanofobia. Pablo Casado fue de menos a más, y si el lunes estuvo flojo, al día siguiente mejoró. Y Pedro Sánchez se conformó los dos días con no perder; le falta empatía y verbo, pero mantuvo el tono presidencial de árbitro que buscaba.