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Los llamados vientres de alquiler (II)

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Los llamados vientres de alquiler (II)

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El hecho de engendrar un hijo por cuenta de un tercero a cambio de una cantidad, actualmente está vedado por la legislación española, aunque se toleran algunas prácticas de tipo administrativo a través de los consulados españoles donde reside la madre sustituta o biológica.

La práctica consiste en que la madre inscribe al recién nacido y acto seguido, mediante la figura de la adopción, el padre –que ha tenido que satisfacer lo pactado para compensar los nueve meses de embarazo– legaliza la situación y viaja con su hijo adoptivo.

Una reciente Sentencia del Tribunal Supremo de 11 noviembre de 2016, con mucha controversia entre los jueces que componen el jurado, estima las prestaciones de descanso por paternidad en favor del “padre biológico” residente en España, porque lo que prima es el derecho del menor, fijando como ejemplo el nacimiento de un hijo fuera del matrimonio o como consecuencia de una relación sexual esporádica. Con anterioridad tales ayudas eran denegadas.

Planteamientos utópicos

Aprovechando que los vecinos portugueses han aprobado la Ley sobre la maternidad subrogada, con ciertos matices y con el voto en contra de los comunistas, el partido de Ciudadanos lanzó una propuesta parlamentaria sobre el mismo tema pero con la condición de que la persona que presta su vientre debe hacerlo sin que exista remuneración de ningún tipo. Planteamiento totalmente utópico, ya que ninguna mujer de forma altruista va a tener que soportar un periodo de gestación, con todos los peligros que ello comporta para su salud, recibiendo, a cambio, un simple gesto de agradecimiento. La picaresca no tiene límites, salvo que la norma sea muy estricta y casuística.

Pese a todos los pensamientos y teorías que hay en contra de la maternidad subrogada por lo que supone de mercantilizar el cuerpo de las mujeres, existen agencias de viaje que disponen de “una carta” de los diferentes países donde está permitida esta práctica y sus precios correspondientes, siendo los más baratos los de la India, mientras que en otros lugares se puede llegar a los cien mil dólares.

A lo dicho, solamente puede acudir a estos llamados “paraísos” gente privilegiada.

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