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Escuela, lengua y dogmas

portavoz de Cs Lleida

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Hay partidos que se han instalado cómodamente en el sentido acrítico y que viven satisfechos en la nula discrepancia hacia unos dogmas instaurados desde hace años. Unos dogmas que no admiten discusión por parte de nadie, y cuya puesta en duda conllevará defensas airadas y ataques virulentos contra aquellos imprudentes que se atrevan a cuestionar El modelo.

Estos ataques no solamente irán dirigidos a las formaciones políticas discrepantes, sino que a menudo también tendrán como objetivo atacar a los representantes de dichas formaciones en el plano personal.

Y si hay un tema que levanta ampollas cada vez que se cuestionan los principios-dogmas en los que se sustenta es el del modelo lingüístico en la administración pública y en la enseñanza.

Este mes, tanto en la Paeria como en la Diputación se nos presentan sendas mociones: “En defensa del modelo lingüístico catalán como herramienta de cohesión social.” Y aquí es donde ya comienza a verse la patita del dogma: “La inmersión lingüística en catalán es uno de los pilares básicos para la cohesión social.”

Vayamos desmontando mitos: la inmersión como tal, es un método de aprendizaje de una segunda lengua, no la enseñanza en lengua materna. Por tanto, a los catalanohablantes se les enseña en su lengua materna, y a los castellanohablantes se les inmersiona. Así, lo que se lleva décadas haciendo desde la Consejería de Educación es privar de la enseñanza en su lengua materna a aproximadamente la mitad de la población catalana.

Segundo mito: la cohesión social. En las mencionadas mociones se llega a afirmar que: “Por el bien de la paz social, la convivencia cultural y el futuro de Cataluña, todo debe continuar como hasta ahora.” Si esto fuera cierto, todos los países donde coexisten varias lenguas y no se aplica el modelo de inmersión en solamente una de ellas, estarían poniendo en grave riesgo la paz social. Reino Unido con el gaélico, Finlandia con el sueco y el finés, Eslovaquia, con el eslovaco y el húngaro o la mismísima Andorra, con catalán, castellano y francés son unos graves perturbadores de la paz social, la convivencia cultural y el futuro de sus naciones… menudos irresponsables, ¿verdad?

Y vamos al mayor y más fácilmente derrumbable de los mitos: “La inmensa mayoría de nuestra sociedad aprueba su vigencia.”

¿Sí? ¿En serio? Veamos: una encuesta realizada por GESOP (Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública) en enero de 2017 con una muestra de 1.600 entrevistas concluye que sólo el 8,8 por ciento de los catalanes opta por un modelo monolingüe en catalán como lengua vehicular. En cambio, el 75,6% de los entrevistados opta por un modelo trilingüe de enseñanza en catalán, en castellano y en inglés. El resto se decanta por un modelo bilingüe de catalán y castellano. Y ya que hablamos de encuestas, ¿por qué el Centre d’Estudis d’Opinió – CEO– (el Centro de Investigaciones Sociológicas catalán) jamás pregunta por el modelo de lenguas vehiculares en las escuelas catalanas?

Quizás porque desde este organismo no se quiere desmontar ningún mantra de los que repite el Gobierno de la Generalitat, de quien depende el organismo. Pero si no quieren encuestas y extrapolaciones vayamos a datos empíricos: 1.109.732 catalanes votaron el pasado 21 de diciembre a favor del modelo de enseñanza en Cataluña que propone Ciudadanos, trilingüe, donde las lenguas oficiales sean vehiculares con una presencia equilibrada como han dicho los tribunales y además se incluya el inglés. Padres que desean la mejor educación para sus niños y para los niños de los demás, padres que por supuesto desean una sociedad democrática, cohesionada, libre y no segregada. Y que además, no comulgan con dogmas de fe por mucho que se les presione.

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