La lista de espera

Hace años que la lista de espera sanitaria en Cataluña es inmensa. Eso lo saben los usuarios. Lo padecen los miles de pacientes que esperan meses para visitas y pruebas, así como los trabajadores sanitarios que llevan años soportando los recortes con una actividad laboral inacabable que no hace nada fácil la asistencia. Justo ahora hemos conocido que la lista de espera con la gestión de la Consellera Vergés sigue empeorando. ¿Creen que ella da a la ciudadanía alguna explicación solvente? No. Solo la típica respuesta infantil culpando a todo el mundo. Y, mientras tanto, la ciudadanía no ve soluciones a sus problemas. La lista de espera está claramente peor y es alarmante. Son personas reales sufriendo. El nacionalismo ya ha conseguido que la lista de espera quirúrgica en Cataluña sea la más larga de toda España. 168.000 pacientes catalanes están desesperados esperando una intervención quirúrgica, lo que ha convertido a Cataluña en la comunidad líder en gente esperando de toda España. Por si fuera poco, también somos líderes en el tiempo medio de espera con 146 días de espera y una tasa mediana de 23 pacientes en lista de espera por cada 1.000 habitantes. Cataluña es líder en pacientes esperando, líder en tiempo de espera y líder en la tasa mediana. ¡Qué vergüenza de liderazgo! Incluso el reprobado Síndico del proceso, Rafael Ribó, el del viaje a Berlín con el 3%, ha vuelto a su “España nos roba” atribuyendo la lista de espera a los pacientes del resto del Estado que son operados aquí en otro maniqueo intento de blanquear los malos resultados. El miércoles le recordé a la Consellera el portazo que dio a Cs cuando en el Parlament presentamos una propuesta de ley integral para mejorar esas listas de espera. Queríamos que los profesionales, los colegios, los sindicatos, asociaciones, etc. participaran en una ley transversal para mejorar entre todos un problema que es de alta complejidad y que no solo es cuestión de presupuesto, que también. Pero cerraron la puerta a esa ley votando en contra. Meses después se constata que en lugar de trabajar para mejorar las listas de espera, las empeoran y, además, culpan a todo el mundo. ¿Cómo dirigirse a los catalanes que sufren y ven cómo cada vez tienen que esperar más?