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© Están en la luna
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© Jorge Soler.
SEGREEsta semana hemos conocido que el Govern de Catalunya quiere montar una Nasa catalana. Mientras son muchos los negocios que están cerrados y sus trabajadores con el agua al cuello, lo prioritario para ellos es diseñar cohetes para ir a Marte. Ya han perdido tanto el norte que ahora pretenden jugar a ser como EEUU o Rusia montando una agencia aeroespacial. La noticia es tan ridícula que merecería ignorarla. ¿Pero cómo vamos a ignorarla si es en lo que pretenden gastar el dinero los que nos gobiernan con mayoría absoluta? ¿Cómo pueden cometer la torpeza de derrochar el dinero en cosas así? ¿De verdad tenemos un Govern que insiste en plena pandemia en malgastar el dinero creando satélites espaciales solo para ser noticia? Pues no tardaron en conseguirlo. The Guardian reseñaba: “What he called the Catalan Nasa would democratise space and lead to the development of a service industry that is still beyond imagination.” Más ridículo no se puede. En su intento de hacer bandera del neolenguaje con la palabra democracia, ahora hay que elevarla al espacio. A ver si hay alguien allí que les haga caso. Mientras planea sobre nuestras cabezas otro confinamiento de los gordos, porque la pandemia se ha vuelto a descontrolar, los políticos separatistas a lo de siempre: “el món ens mira.” ¿De dónde sacarán semejantes ocurrencias? Pensando en sus decisiones me viene a la memoria aquellos tebeos infantiles de Mortadelo y Filemón. Quizá en ellos descubriríamos sus próximos planes para mejorar la economía catalana. Es lamentable que en momentos en los que se debería trabajar por los grandes consensos de gobierno, y así poder implementar las mejores medidas en la batalla de la epidemia, algunos consellers se hayan ido a la luna y además pretendan llevar a sus amigos al viaje. Casi a diario siguen apareciendo casos de corrupción y de acoso que son inexplicables e intolerables. No están por lo que toca. Un Govern que lanza mensajes absurdos y contradictorios por doquier no genera la confianza necesaria para superar la crisis social y económica en la que ya estamos, y la que se avecina. Algunos ya viven de facto en otro planeta. No necesitan gastar en transportadores espaciales porque cerrando los ojos ya salen al espacio exterior con facilidad.