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Sánchez se enroca tras el órdago crítico

Sánchez i González en sintonia, en una foto d’arxiu quan les relacions eren bones.

Sánchez i González en sintonia, en una foto d’arxiu quan les relacions eren bones.

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, decidió ayer aferrarse al cargo y defender que sean los militantes los que decidan quién dirige el partido, después de que los críticos hayan intentado forzar su destitución a través de la dimisión de 17 de los miembros de la Ejecutiva Federal.

Con el aval de los barones críticos, entre ellos, la andaluza Susana Díaz, la mitad de la Ejecutiva consumó la rebelión con la presentación de un escrito de renuncia para forzar la disolución de la dirección y descabalgar a Sánchez.

Entre los que renunciaron están el presidente de Castilla-La Mancha y la Comunitat Valenciana

“Las decisiones las tienen que tomar las bases y el equipo de Sánchez cumplirá las normas”

Ante la maniobra de los detractores, Sánchez se reafirmó en el cargo y aseguró que su dirección se reunirá hoy, sin los 17 dimisionarios, para reunir al Comité Federal el sábado con el objetivo de convocar un congreso extraordinario que elija a la nueva Ejecutiva.

El dimitido secretario de Política Federal, el andaluz Antonio Pradas, quien ejerció de portavoz de los disidentes, aseguró que ya no reconocen a la dirección de Sánchez y que la Ejecutiva Federal ya no está “legitimada”, porque tras la dimisión de 17 de sus miembros “queda disuelta”.

Según su criterio, al dimitir 17 miembros, más las tres vacantes que había, entre ellas la del fallecido Pedro Zerolo, son más de la mitad (38 componentes), por lo que queda disuelta la Ejecutiva que eligió el congreso celebrado en julio de 2014, cuando Sánchez fue elegido secretario general. Sin embargo, la corriente que defiende a Sánchez recuerda que pese a los abandonos aún quedan 18 miembros de la Ejecutiva por lo que las 17 bajas no llegarían a la mitad más uno que forzaría una gestora.

Entre los cargos que renunciaron, están el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, y la mayoría de los vocales del PSOE andaluz. No dimitió ningún cargo de Catalunya, excepto Carme Chacón, Baleares y Euskadi.

El secretario de Organización del PSOE, César Luena, consideró “muy grave” la operación perpetrada y acusó a “algunos y algunas dirigentes de “instigar” las dimisiones para evitar un congreso, callar la voz de las bases y provocar una gestora. “Quienes temen a los militantes o no quieren que hablen, ¿pueden dirigir el PSOE? En el PSOE se tiene que tener el respaldo de los militantes para dirigir. No caben atajos, ni artimañas, ni golpes”, sentenció.

Luena insistió en que las decisiones las tienen que tomar las bases, que “son las que mandan en el PSOE”, y garantizó que el equipo de Sánchez “cumplirá escrupulosamente las normas” y preservará “la voz y el voto de los militantes”.

Ferraz alega que, con los estatutos en la mano, no se puede constituir una gestora, ya que este órgano de gobierno solo está previsto en el ámbito autonómico o municipal.

Por su parte, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, dijo que la situación del partido refleja el “fracaso de una gestión” y que, entre otras cosas, “no puede celebrar sus congresos para resolver un problema, sino para proyectarse en el futuro”. No obstante, el extremeño asumió su “parte de responsabilidad” y opinó que se está a tiempo “de que alguien diga, ‘Vamos a sentarnos a hablar’”.

A favor de Sánchez se posicionó José Antonio Pérez Tapias, quien compitió con él para ser secretario general en las primarias del PSOE en 2014.

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