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© Macron pronuncia su discurso frente al Louvre tras ganar las presidenciales de Francia.
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© Macron pronuncia su discurso frente al Louvre tras ganar las presidenciales de Francia.
EFEEmmanuel Macron presidirá Francia los próximos cinco años tras lograr este domingo una rotunda e incontestable victoria sobre la candidata ultraderechista Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que supone también un espaldarazo para el proyecto europeo. El político socioliberal, que a sus 39 años se convertirá en el jefe de Estado más joven de la V República, consiguió el apoyo de dos de cada tres franceses (un 65%), más de lo previsto en los sondeos.
Los franceses dieron la espalda al nacionalismo proteccionista y xenófobo encarnado por Le Pen para depositar su confianza en un “llanero solitario” de ideas liberales y europeístas, que se presentó sin el abrigo de un partido tradicional para dar mayor credibilidad a su propuesta reformista. Le Pen consiguió más votos que nunca, once millones de sufragios, pero quedó lejos de la victoria. Puede que el “frente republicano”, el dique que forman la izquierda y la derecha contra el Frente Nacional, haya perdido vigor, pero la realidad volvió a mostrarle a Le Pen los límites de su proyecto.
El resultado de Macron resultó todo un alivio para los líderes europeos, que se apresuraron a felicitarle. Con su victoria se desdibuja el riesgo de un nuevo revés para el proyecto de la UE que suponía Le Pen, que defendía abandonar la Unión y el euro, menos de un año después de la debacle del Brexit.
Pese a todo, el lustre de la victoria de Macron no fue completo. La participación, de alrededor del 75%, fue la más baja para una segunda ronda de las presidenciales desde hace medio siglo. El rechazo que suscitaban ambos candidatos –y que azuzaron voces como la del líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon– propició que el voto blanco y nulo se disparase hasta el 12 % del total, rompiendo todos los récords.
Consciente de la división que aflige a su país, Macron dirigió un primer discurso a los franceses conciliador y lleno de llamamientos a la unidad. “Defenderé a Francia, sus intereses vitales y su imagen. Asumo el compromiso delante de vosotros. Defenderé a Europa. Está en juego nuestra civilización, nuestra manera de ser libres”, dijo en una de sus referencias europeístas.Macron dijo también estar dispuesto a atender los motivos “que han conducido a algunos a votos extremistas”. “Pelearé con todas mis fuerzas contra la división que nos debilita y abate. Queramos a Francia, a partir de esta noche y durante los próximos cinco años. La serviré en vuestro nombre, con humildad y entrega”, señaló.
El triunfo de Macron fue recibido con entusiasmo por miles de seguidores congregados junto al Museo del Louvre, en su abrumadora mayoría jóvenes que ven en el exministro de Economía una esperanza de renovar la anquilosada clase política de su país.Pero como reconocieron sus asesores más cercanos, que fundaron junto a este el movimiento “En Marcha”, el gran desafío para Macron comienza ahora, con las elecciones legislativas en junio, donde deberá conseguir una mayoría parlamentaria que le permita poner en marcha sus reformas. En esa cita comparecerá también Le Pen, al frente de un partido remozado, tras anunciar que acometerá la refundación del FN para crear una nueva fuerza capaz de desempeñar el papel de líder de la oposición. En su discurso de concesión de la derrota, la ultraderechista calificó su resultado de “histórico” y aseguró que encabezará “el combate de las legislativas” entre “mundialistas y patriotas”.