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“Ni keep calm ni hòsties”

Los leridanos mostraron su mejor humor pese a no olvidar las reivindicaciones

Recopilación de imágenes de los actos de la Diada de Catalunya en las comarcas leridanas

Imágenes de la Diada

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❘ Los organizadores de la manifestación proponían ir con camiseta amarilla, pero pese a que fue el color predominante muchos cromatismos se vieron en el tramo leridano. Camisetas del Lleida, del Barça, de casteller del major Trapero con su ya mítica frase y una blanca con un mensaje tan explícito como contundente: Ni keep calm ni hòsties, independència. Los de la colla gegantera de l’Espluga Calba, uniformados de rojo, cargaban pilas para la movilización con la ayuda de bocadillos, y botas de vino. “Ha habido problemas, pero hasta los gigantes han cabido en el autocar”, bromea uno de ellos. “Nosotros no nos hemos perdido ni una, en la Vía Catalana de 2013 hicimos una paella para más de 100 personas, para el año que viene, esperamos hacer otra paella, una independiente”, dice el líder de la colla. Dejamos a los collistes que acaben de comer, no sin antes darle un sorbo al vino. “¡O le das un trago a la bota o no te vas!”, advierte amigablemente al reportero uno de ellos. Unos metros más allá, en un banco bajo la sombra de un árbol, aguarda Pepita, que ha venido de Cervera con toda su cuadrilla. “Hasta que no sea la hora, mejor esperar en la sombra, aunque se está mejor que en Lleida el año pasado”, recuerda la veterana activista. Cerca de ella, una gran estelada decora el suelo de la calle Aragó con un lema: Corbins vol votar. El alcalde del municipio, Jaume Camarasa, se congratula del éxito de convocatoria. “Un autocar lleno y decenas de coches particulares y menos mal que hemos salido con tiempo. ¡Esto está a reventar!” dice Camarasa. Pero no todos los leridanos se concentraron en el margen izquierdo de la movilización. Muchos tuvieron que ‘exiliarse’ a plaza Catalunya. Allí estaba la família Domingo Massanés escuchando los discursos de los ponentes. “Mis dos hijos han crecido con las Diadas” dice Jordi. “Aprovechamos que la sobrina estudia en Barcelona para venir a comer a su casa y así ir más tranquilos a la manifestación”, dice Olga. Y es que se podrían dar muchos adjetivos de la movilización, pero fue, sobre todo, la de las sonrisas. Excepto las de algunos valientes que decidieron empalmar las fiestas de Seròs con la Diada. La resaca y el sueño hacían mella en ellos. Pero, por la patria, lo que haga falta, hasta no dormir.

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