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TRIBUNALES JUICIO

Tuvieron en casa un mes a su hijo muerto “pensando que dormía”

Declaración de los padres en el juicio en Girona por homicidio por imprudencia

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Los padres que convivieron con el cadáver de su hijo de 8 años muerto y semimomificado durante un mes y que fue encontrado por los Mossos d’Esquadra el 5 de enero de 2016 en un piso de Girona, aseguraron ayer ante el juez que creían que el menor estaba vivo y que se había quedado dormido. Los progenitores insistieron en que el menor sólo estuvo enfermo un día y que “no podían aceptar que no se despertase”.

El Ministerio Público les imputa un delito de homicidio por imprudencia grave, ya que no avisaron a los servicios de emergencia cuando el menor sufrió una crisis asmática. Enrique Barata, fiscal del caso, sostuvo que “se limitaron a administrarle homeopatía y a rezar”.

Así pues, el matrimonio Hopkins reconoció que antes de trasladarse a Girona desde los Estados Unidos, en agosto de 2014, un médico ya les había señalado el tratamiento a seguir ante estos episodios de asma. Por eso, consideraron innecesario acudir a un centro sanitario. Asimismo, corroboraron que mezclaron la medicina tradicional con la homeopatía. A este respecto, le dieron al menor un fármaco con un inhalador combinado con una terapia homeopática. Según el testimonio de los progenitores, esta combinación dio resultado y la criatura “mejoró mucho” y “se fue a la cama con buena salud”. No obstante, ya no volvió a despertar.

Por otra parte, la madre explicó que la familia hacía la vida en el altillo de la vivienda, ya que no disponían de calefacción en la casa. Igualmente, negó que profirieran palabras como “Satanás” o “demonios” contra los policías que accedieron al piso. Así, dijo que estas expresiones pertenecían a un canción gospel que entonaba en aquel momento la familia y que, según la versión policial, interpretaban para “para devolver la vida al niño”.

Los forenses argumentaron que el niño estaría muerto desde finales de noviembre o principios de diciembre de 2015, desmintiendo la versión de la madre, que declaró que el 21 de diciembre el menor “estaba bien”.

Al llegar a Girona, los Hopkins continuaron educando a sus hijos en casa y no los llevaron al colegio. Los progenitores explicaron ante el juez que como en los Estados Unidos esta práctica es legal, pensaron que también lo era en Catalunya.

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