Carles Puigdemont: “Trataron las obras del Museu de Lleida como un botín de guerra. Fue pillaje”

Que la manifestación más grande en la historia de Bruselas fuera de catalanes que se desplazaron para darle apoyo, ¿qué significa?

Que somos un pueblo invencible. Que nos mantenemos firmes en nuestras convicciones y que nos sublevamos ante las injusticias de forma cívica y pacífica. El comportamiento de los catalanes en la manifestación de Bruselas fue ejemplar. He recibido muchas felicitaciones por ello. Creo que dimos una lección a los que se alimentan de fake news y sufren la infoxicación de los medios españoles. Pueden decir que “sacamos a pasear nuestro odio a España”, pero se vio que era falso.

¿Cómo ha vivido desde la distancia que la Guardia Civil irrumpiera en el Museu de Lleida en plena noche para llevarse 44 obras de arte?

Fue terrible. Supongo que lo viví con la misma impotencia que la gente de Lleida. Actuaron con voluntad de herir. Trataron las obras de arte como un botín de guerra. Más que de expolio, hablaría de pillaje. Las estanterías vacías que dejaron las piezas son una metáfora de la Catalunya que quiere el bloque del 155. Porque no hay que olvidar que si la Guardia Civil entró en el museo fue porque tenía la complicidad del partido del alcalde de Lleida, Àngel Ros, que ahora parece que se esconda, como si no fuera con él. Se esconde de la vergüenza de saber que es con los votos de su partido que ha sido posible arrasar con todo: con la lengua, con la cultura, con la educación, con la sanidad, con los medios públicos, con las instituciones. Parece que no quieren que vuelva a crecer la hierba por donde pasan. En Lleida se mostró la verdadera cara del 155. Y Catalunya tendrá memoria.

Usted está en Bruselas y su número dos, Jordi Sànchez, en la cárcel. El líder de ERC, Oriol Junqueras, también encarcelado y su cabeza de lista por Lleida, Meritxell Serret, con usted en Bélgica. ¿Se fía del resultado de las elecciones?

El sistema electoral español no es óptimo. Se vio en 2015, cuando hubo tantas irregularidades en el voto por correo, pero no dispongo de ningún dato objetivo para dudar de lo que pueda ocurrir la noche del 21 de diciembre. Pero, efectivamente, son unas elecciones que no son legítimas ni legales. Hay una evidente falta de garantías. Vienen de la aplicación del 155, de una venganza. El sábado se le escapó a la vicepresidenta del Gobierno. Que reconociera que se ha “descabezado” desde el Gobierno a las formaciones que no piensan políticamente como ellos es criminal. Porque el independentismo es una opción tan legítima como la que defiende la unidad de España. Que se haya castigado y vejado a Jordi Sànchez por pedir el voto desde la cárcel parece más propio de un país como Turquía que de una democracia europea.

¿Y qué pasará si gana?

Soy muy optimista porque históricamente el pueblo de Catalunya nunca se ha dejado vencer: siempre se ha sobrepuesto de manera admirable. Rajoy y sus socios quieren que dejemos de soñar a lo grande, que dejemos de tener esperanza, pero no lo van a conseguir. Y, además, más de dos millones de catalanes ya se expresaron inequívocamente el 1 de octubre, una cifra que, por cierto, es superior a la de votantes que aprobaron el Estatut.

¿El 21 de diciembre es la segunda vuelta del 1 de octubre?

Totalmente. Y ya se vio que la receta de la represión no funciona. Si se creían que en Catalunya podrían poner y sacar presidentes a placer, se equivocaban. Por más que Borrell diga que hay que desinfectarnos como si fuéramos una enfermedad que hay que erradicar, que la candidata del PP en Lleida tire a la basura una estelada o que Albiol afirme que no somos normales, nosotros construiremos un país en el que quepa todo el mundo: los que se sientan independentistas y los que se sientan españoles. Es un delirio que sea delito trabajar para vivir en un país mejor y que no lo sea insultarnos. O que no se permita decorar un árbol de Navidad con lazos amarillos. ¡Si hasta han entrado en el diccionario y han prohibido hablar de exilio o de referirse a mí como presidente! El subconsciente les traiciona cuando prohíben el cartel de “democracia”. Si se supone que el 155 es para restablecer la democracia, podrían pensar que iba por ellos, que era un reconocimiento... Pero no se dan por aludidos.

¿El 1 de octubre se cruzó una línea roja?

Ahora sabemos de lo que es capaz el Estado: están dispuestos a todo. Esa es otra cosa que me diferencia de Rajoy. Yo no estoy dispuesto a ejercer la violencia, ni a permitirla. El 1 de octubre se cruzó una línea roja muy peligrosa. Y esa es otra razón para no votar al bloque del 155, aunque a algunos partidos los veamos hasta en la sopa. Parece que van muy sobrados de dinero del Ibex 35. Entiendo que se juegan mucho los del palco del Bernabéu, pero es inmoral tanto despilfarro.

Se ha especulado mucho sobre si vendrá a votar, a pesar de la orden de detención. Incluso de la posibilidad que regrese antes .

Lo increíble es que a partir de un rumor sin fundamento se llegara a reforzar la frontera. Claro que si la ministra de Defensa cree que soy un espía ruso... Si pudiera volver sería una noticia muy positiva para Catalunya, pero también para España. Sería una señal de normalidad.

¿Entonces volverá si gana o ha dado instrucciones?

Una victoria del gobierno cesado sería un fracaso del bloque del 155. La misma UE que ha dado carta blanca a Rajoy en lo que él califica como “problema catalán” no podría entender que los ganadores del 21D no pudiéramos entrar en el Palau de la Generalitat. Sería una vergüenza.

¿El referéndum pactado aún es posible?

Catalunya nunca se ha movido de la mesa de negociación, pero al Estado parece que le da miedo preguntar. Un miedo tremendo, porque sabe que una mayoría de catalanes no está a gusto. Y no se preguntan que tal vez eso sucede porque nos llaman “anormales”. ¿Eso significa que los normales son los que defienden la unidad de España? ¿Qué harán si ganan, marcarnos? Eso es el preludio del totalitarismo.

La número 6 de su lista en Lleida es la aranesa Anna Geli. ¿Cuál ha de ser el encaje de Aran en la Catalunya del futuro?

Aran ha de ser lo que los araneses decidan, por lo que si deciden irse de Catalunya habrá que respetarlo, como no puede ser de otro modo. A mí me encanta que un territorio como Aran contribuya a enriquecer cultural y lingüísticamente Catalunya, pero Aran tiene reconocido el derecho a la autodeterminación. Los estados son convenciones humanas. A lo largo de la historia se han hecho y deshecho muchas veces. No son sagrados, aunque algunos lo crean.