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ANÁLISIS RECTA FINAL

Entre el voto oculto y el voto útil

Las elecciones más atípicas, en las que solo parecen dirimirse dos bloques y en las que un tercio de votantes o no sabe o no dice a quién respaldará || Todo apunta a un Parlament muy fragmentado

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Estas son las elecciones más atípicas que vive Catalunya, convocadas desde Madrid, con un Govern cesado y con la Generalitat bajo la batuta del Ejecutivo central a través del polémico artículo 155, con candidatos encarcelados, otros a miles de kilómetros en Bruselas y en la que solo parece dirimirse la fuerza de dos bloques -independentista y constitucionalista- a los que las encuestas dejan patente que ninguno sumará una mayoría clara y con la candidatura que podríamos considerar bisagra que apunta a un retroceso de escaños con respecto a los comicios de 2015. En este contexto, hablar de lo que nos pueden deparar las urnas en apenas un par de días es harto difícil teniendo en cuenta que muchos ciudadanos se debaten aún en estos momentos entre el voto oculto y el voto útil.

Decimos voto oculto porque se calcula que uno de cada tres votantes, entre el 30 y el 35% según las diferentes encuestas, o bien no ha decidido aún la papeleta que introducirá el jueves en la urna o bien no lo quiere decir. Algunos analistas y sociólogos justifican este elevado porcentaje en lo que los más pesimistas califican de fractura social entre bloques, mientras que otros hablan de tensión social.

Pero sea así o no, también existe un factor adicional: la reiterada llamada de unos y otros al voto útil. Si es una constante en los discursos en los mítines de todas las llamadas a las elecciones, en esta ocasión se multiplica. Por una parte porque independentistas y constitucionalistas piden el voto para su bloque y “plantar cara” al otro. Pero por otra, en los últimos días se han recrudecidos las batallas dentro de los bloques. En el soberanista, ERC y Junts per Cat se han intercambiado a lo largo de la campaña el liderazgo y ahora, con un Carles Puigdemont que parece coger aire, desde Esquerra se ha sacado la artillería. El propio Oriol Junqueras lanzando quizás la frase más dura de los candidatos republicanos a lo largo de la campaña.“Estoy aquí porque no me escondo nunca de lo que hago”. Replica así a un líder de JxCAT que defiende que sea o no la lista más votada debe ser restituido como president. La CUP, por su parte, centra su mensaje en la clara advertencia de que su ideario no ha cambiado un ápice. En este caso se presentan como voto útil para asegurar que la república no desaparece o no se pone en segundo plano o a baja velocidad como ideario.

Entre los constitucionalistas, Ciudadanos es el que se presenta como claro caballo ganador y por ello pide ser el aglutinador del llamado voto unionista. Representa el gran miedo de los populares, que son los que, al menos a priori, sufrirían un traslado de apoyo hacia la formación naranja. Catalunya nunca a sido terreno propicio para los populares, pero el 21D puede suponer consecuencias no solo aquí, sino también en Madrid, porque podría dar cono resultado un Albert Rivera crecido. Entretanto, los socialistas tienen claro que repuntarán, situación que Ferraz quiere ver como el inicio de la recuperación del PSOE.

Y si entre votos útiles andan los mensajes, no lo son menos los que se lanzan desde Catalunya en Comú, que aparece como el portador de la llave del próximo Govern. Sus escaños pueden valer oro, como valieron los de la CUP en la anterior legislatura y que obligaron a Artur Mas a hacer su famoso paso al lado que colocó a Carles Puigdemont de president, o lo son en Madrid los del PNV, por ejemplo.

El área metropolitana, el campo de batalla para lograr la última papeleta Hoy es el último día de una campaña en la que los partidos están luchando hasta por el último voto, pero en esta recta final han multiplicado sus esfuerzos en una zona concreta: el área metropolitana de Barcelona. Los estrategas consideran que allí puede decantarse, aunque sea con foto finish y por la mínima, el vencedor de los comicios. Ya ocurrió en las elecciones generales de 1982, cuando fue decisiva. El llamado cinturón rojo años atrás había ido perdiendo este color, si lo equiparamos al voto al PSC. Pero ahora los socialistas, que confían en ser un valor en alza, buscan recuperar posiciones, y Ciudadanos se ha lanzado a ganar en el área metropolitana, aunque algunos analistas insistan en considerar que es tierra hostil para la formación naranja.

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