Los CDR lideran la calle

Los Comités de Defensa de la República (CDR) vuelven a estar en el foco mediático después de que protagonizaran las principales protestas y movilizaciones tras el arresto de Carles Puigdemont y el encarcelamiento preventivo de varios líderes soberanistas. Fue a finales de septiembre cuando se empezó a oír a hablar de ellos, en un principio como Comités de Defensa del Referéndum, y ahora son una pieza vital del soberanismo a nivel local y de barrios, tanto en logística como en movilización ciudadana. En la provincia hay establecidos cuarenta CDR y ocho están en Lleida. En el resto de Catalunya hay otros 280 comités y la expansión internacional no para, tienen 25 CDR en el estranjero, el último de los cuáles fue inaugurado ayer en Andorra.

“Es una asamblea en la que puedes decir y proponer de todo. Las movilizaciones y los actos que programamos surgen después de que lo debatamos. No seguimos directrices de otros CDR, proponemos, debatimos y lo hacemos”, dice Antoni Tahull, del CDR de Ciutat Jardí y uno de los leridanos que formó parte de la creación de estos comites. “En un principio fui uno de los portavoces a nivel catalán, es cierto que en los últimos meses hemos crecido mucho y ahora debemos seguir presionando”, cuenta Tahull. También explica que los comités se comunican a través de Telegram, WhatsApp y Signal. “Estamos muy coordinados, lo que pasa es que ahora hay otros debates”, recalca Tahull. “Muchos CDR están debatiendo los pasos a seguir y conocer el grado de implicación de sus miembros, nos hemos encontrado con las dos ideas del independentismo”, cuenta el activista. Dos visiones sobre el independentismo que han obligado a muchos comités reunirse para, por un lado, conocer la versión que adoptan en función de lo que opinen sus miembros y, por otra, conocer el grado de implicación y movilización de los CDR en caso de que las protestas vayan a más. “Unos no ven bien los cortes de carretera y otros no quieren más actos “simbólicos”, intentamos buscar el máximo consenso pero también pedimos a los miembros estar informado y asistir a todas las reuniones, porque sino, es complicado”, reconocen. En esta disyuntiva se encuentran ahora los CDR. Una iniciativa surgida de la ciudadanía y que se apoderó de la calle con un gran poder de convocatoria debe decidir el perfil y los actos que quiere que le definan como movimiento local. Esta decisión corresponderá a los miles de catalanes que colaboran. Porque de la calle surgieron y la calle decidirá su futuro.