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La canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, ayer, en Compiegne.

La canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, ayer, en Compiegne.EFE

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Pocos habrían imaginado en 1914 que el asesinato del príncipe Francisco Fernando de Austria, heredero al trono imperial austrohúngaro, y de su esposa, la duquesa Sofía Chotek, en la ciudad de Sarajevo, a manos del nacionalista serbio Gavrilo Princip, iba a desembocar en el mayor conflicto que había visto la humanidad hasta ese momento. La Gran Guerra, como fue bautizada por su contemporáneos, cambió la historia para siempre, redibujó las fronteras de Europa, desmembró imperios en pequeños reinos y repúblicas, y fortaleció el poder colonial anglofrancés en África, Asia y el Pacífico. También erigió a los Estados Unidos en una potencia global y fue la semilla de la futura II Guerra Mundial. En efecto, el derrotado Imperio Alemán se vio obligado a plegarse a las condiciones de los vencedores en el Tratado de Versalles de 1919, que supuso la anexión de Alsacia y de Lorena a Francia, la desaparición del dominio colonial germano y su reparto entre galos y británicos, y el Anschluss, que vetó una futura unión política entre austriacos y alemanes. Quince años después, en medio de una fuerte crisis económica y social en la República de Weimar, que sustituyó al derrotado Reich de Guillermo II, el nazismo se valió de aquel “humillante” tratado de paz para embarcar a los alemanes en la construcción de un nuevo Imperio cuya deriva llevó a la II Guerra Mundial.

Cien años después del arministicio de hoy hace un siglo, sin embargo, las formas en el viejo continente han cambiado mucho. La construcción europea, iniciada precisamente en el sector del carbón y del acero en 1952 para evitar que Francia y Alemania se enzarzaran en un nuevo conflicto por las minas de la cuenca del Ruhr y del Sarre, se resumió ayer en la imagen de los máximos mandatarios de ambos países, Angela Merkel y Emmanuel Macron, fundidos en un abrazo en la ceremonia organizada en Compiegneen, lugar en el que se firmó el alto el fuego que hizo cesar las hostilidades en 1918 y que, en la práctica, supuso la derrota del Imperio Alemán. De hecho, era la primera vez que un presidente galo y una canciller germana visitaban juntos este lugar, usado por Adolf Hitler para certificar la capitulación francesa ante Alemania en 1940. “Europa lleva 73 años en paz. Está en paz porque queremos que lo esté, porque Alemania y Francia quieren paz”, manifestó Macron, a la vez que se dirigió a un grupo de jóvenes a los que les exhortó a “no ceder a nuestros más bajos instintos ni ante los intentos de dividirnos”.

Nunca los líderes francés y alemán se habían visto en el Compiegne, donde se firmó el armisticio

En paralelo, el presidente francés se reunión en el Palacio del Elíseo con su homólogo estadounidense, Donald Trump, horas después de que el inquilino de La Casa Blanca cargara contra la idea de Macron de conformar un ejército europeo. Así las cosas, ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de que el viejo continente aumente su gasto en defensa. “Queremos una Europa fuerte. Es muy importante para nosotros los dos queremos conseguirlo”, manifestó Trump que, por otra parte, canceló la visita que tenía prevista al memorial levantado por los caídos estadounidenses en la I Guerra Mundial, situado al norte de París, debido a las malas condiciones meteorológicas.

Los ultras iban a apuñalar hoy a Macron cerca de la frontera belga El comando ultraderechista desarticulado días atrás por las autoridades francesas tenía previsto cometer un atentado hoy contra el presidente francés, Emmanuel Macron, en el transcurso de un acto conmemorativo del primer centenario del armisticio de 1918, según fuentes de la investigación citadas por France2. Así, el plan era apuñalar al mandatario galo durante un paseo en Charleville-Mezieres, cerca de la frontera con Bélgica. El supuesto líder de la conspiración sería Jean-Pierre B., antiguo empresario maderero de 55 años y vecino de Isère. Estaba vigilado por los servicios secretos desde el pasado 31 de octubre tras detectar correos cifrados con críticas muy virulentas contra Macron. En la operación en la que fueron detenidos los seis sospechosos se incautó el cuchillo de cerámica que iba a ser utilizado en el apuñalamiento ya que, al no ser de metal, no es detectado por los sistemas de seguridad.

La canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, ayer, en Compiegne.

La canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, ayer, en Compiegne.EFE

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