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Gabriel Rufián, ante el ministro de exteriores, Josep Borrell, tras ser expulsado del Congreso, ayer.

Gabriel Rufián, ante el ministro de exteriores, Josep Borrell, tras ser expulsado del Congreso, ayer.EFE

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El Congreso de los Diputados tuvo ayer una jornada convulsa debido al rifirrafe entre el diputado de ERC Gabriel Rufián y el ministro de Exteriores, Josep Borrell. El republicano llamó, supuestamente, “fascista” e “indigno” al ministro, quien aseguró que Rufián solo “es capaz de producir serrín y estiércol”. Tras esta disputa, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, expulsó a Rufián del hemiciclo, a quien acompañaron todos los representantes del grupo parlamentario de ERC en la Cámara.

Este suceso quedó culminado con la denuncia de Borrell hacia el republicano Jordi Salvador, quien, según el ministro, le escupió al marchar de la sala. Algo que ERC negó rotundamente. De hecho, el portavoz de la formación, Joan Tardà, afirmó que la denuncia del ministro no se ajusta a la realidad. “Es falso y lo sabe”, dijo Tardà y añadío: “Exigiremos al ministro Borrell que rectifique”. También solicitó a Pastor mantener una reunión para intentar calmar los ánimos y rebajar la tensión política. Salvador, por su parte, afirmó: “Borrell se confunde o miente. Nadie le escupió”.

La presidenta del Congreso lamenta que la llamen “institutriz” y lo califica de “machista”

Por otro lado, Pastor recordó que no pueden haber “insultos” en el Congreso, y retiró “la palabra ‘fascista’ y ‘golpista’ del diario de sesiones”. PP y Cs defendieron la decisión de Pastor, pero no que ERC les responda tildándolos de “fascistas”. Pastor también se quejó de que la llamen “institutriz” por su manera de pedir silencio en el hemiciclo y lo califica de “machista”.

El presidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), José Rosiñol, acusó a Rufián de querer “estigmatizar” su entidad como de “extrema derecha”, después de que acusase a Borrell de ser “un hooligan de Sociedad Civil Catalana, una organización de extrema derecha”. Rosiñol expresó su apoyo al ministro de Exteriores.

Por su parte, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, pidió “disculpas” en nombre de la política por el “espectáculo” vivido ayer en el Congreso. Sánchez se “solidarizó” con Borrell, pero también pidió a Rufián y Casado que se disculpen por sus insultos en la Cámara.

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La abogada general del Estado, Consuelo Castro, destituyó ayer por “pérdida de confianza” al abogado del Estado, Edmundo Bal, el jefe del área Penal de la Abogacía del Estado y un firme defensor de la acusación por rebelión contra los líderes independentistas en el juicio del 1-O. Este se opuso a la rebaja a sedición y malversación en el escrito de acusación que su departamento presentó al Tribunal Supremo (TS) y mantenía una posición enfrentada con Castro. Fuentes del ministerio de Justicia recordaron que su cargo de jefe del área Penal de la Abogacía del Estado es uno de los puestos de confianza del cuerpo “y como tal depende directamente de la abogada general”.

Bal se negó a firmar el escrito de conclusiones donde por primera vez la Abogacía se desmarcaba del juicio de la Fiscalía y no acusaba por rebelión los presos independentistas. Una calificación de los hechos que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, justificó por “criterios jurídicos y técnicos” pero que parte de la Abogacía, heredada los gobiernos anteriores, no compartió.

El PP aseguró a última hora que muchos españoles han perdido la confianza en el Gobierno porque pensaban que “defenderían los derechos de todos por el 1-O”.

Gabriel Rufián, ante el ministro de exteriores, Josep Borrell, tras ser expulsado del Congreso, ayer.

Gabriel Rufián, ante el ministro de exteriores, Josep Borrell, tras ser expulsado del Congreso, ayer.EFE

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