Hallada sin vida la joven profesora zamorana desaparecida en Huelva

El cadáver de la joven profesora zamorana Laura Luelmo, desaparecida desde el pasado miércoles en una zona del entorno de la localidad de El Campillo (Huelva), fue encontrado ayer a unos cuatro kilómetros de ese municipio, según confirmaron fuentes de la Guardia Civil.

La joven de 26 años, que llevaba poco tiempo en la comarca donde impartía clases en un instituto de Nerva, salió el miércoles de su domicilio en El Campillo con ropa deportiva porque iba a correr y desde entonces no se volvió a saber nada de ella.

Ante su desaparición, se inició un amplio dispositivo de búsqueda y aunque desde el primer momento la Guardia Civil no descartó ninguna hipótesis, no contemplaba la marcha voluntaria de esta chica. La investigación trata ahora de determinar si la muerte de Luelmo fuesido accidental o violenta.

Según fuentes de la Guardia Civil, el cuerpo fue hallado por un vecino en una zona de fácil acceso de matorrales cercana a El Campillo. Estaba semioculto entre jaras altas y arbustos. Al no haber podido proceder aún a la inspección ocular in situ –a la espera de la unidad móvil y los especialistas movilizados desde Madrid–, estas fuentes no confirmaron si el cuerpo presenta señales de violencia. La Guardia Civil explicó además que se ha entrevistado a testigos y vecinos de la zona, aunque no existe ningún interrogatorio en marcha en dependencias policiales de sospechosos relacionados con este suceso.

Se da la circunstancia que ayer mismo, antes de que apareciera el cadáver, el equipo que se encargó de la búsqueda de Diana Quer se había unido a la investigación para esclarecer la desaparición de la joven.

La alcaldesa de la localidad onubense, Susana Rivas, aseguró que los familiares están recibiendo ayuda psicológica tanto por parte de la Guardia Civil como por parte de la Junta de Andalucía, a los que han acompañado durante todo este tiempo “al encontrarse muy lejos de su territorio y estar pasando un trance tan difícil”. Precisó que ellos en estos momentos “quieren estar solos. Los hemos acompañado hasta que han querido mientras han ido reponiéndose, pero están destrozados”.