Un guardia civil asegura haber visto odio en la cara de los manifestantes

“Sufrí un daño moral. Yo fui a cumplir una orden judicial y fui insultado, no sé si porque soy guardia civil. Me he quedado cómo me miraban, no sé si con desprecio o con odio. A mí nunca me habían escupido por hacer mi trabajo. Aquellas personas se comportaron, por decir una palabra que quizá no es la adecuada, como delincuentes”. Así explicó ayer en el Tribunal Supremo un sargento primero de la Guardia Civil su experiencia en el centro de votación de Sant Andreu de la Barca durante el referéndum del 1-O. Según su testimonio, cuando llegó al colegio electoral, los agentes se encontraron con unas decenas de personas en el exterior que se acercaron a ellos y en el camino hasta la puerta les empezaron a insultar, llamándoles “asesinos, hijos de puta” y a gritar “fuera las fuerzas de ocupación”.

Sobre el registro de la sede Unipost en Terrasa, otro agente responsabilizó a los Mossos de planificar la salida de dicha empresa por una “calle que era una ratonera”, donde se aglomeraron centenares de personas, cuyas caras eran el “reflejo del odio”.

Un testigo afirma que las concentraciones en Bigues i Riells parecían el “principio del conflicto vasco”

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Por su lado, otro agente que también participó en la detención y en los registros del domicilio y el despacho del entonces director general de Patrimonio, Francesc Sutrias, en Rubí. Para detener a Sutrias, este agente afirma que los Mossos uniformados hicieron un buen trabajo porque “formaron un pasillo, lo sacaron sin problemas, lo metieron en el coche y se fueron”. Asimismo, afirmó que la concentración organizada en Rubí no le pareció violenta y que eran vecinos del pueblo. Por otro lado, otro de los agente que declaró afirmó que las concentraciones del 20-S en Bigues y Riells recordaban, para algunos “compañeros veteranos, al “principio del conflicto vasco”.