Flores para recordar en Cambrils

Si el sábado fue Barcelona el escenario de hasta tres actos en recuerdo de las 16 víctimas mortales y 140 heridos que dejaron tras de sí los atentados terroristas del 17 de agosto de hace dos años, ayer la ciudad condal cedió el testigo a la localidad de Cambrils, en la que la barbarie terrorista perpetró su segundo y último atentado, que se saldó con el fallecimiento de un turista aragonesa y la muerte de cinco de los miembros de la célula de Ripoll. Ya el sábado, familiares y amigos de la víctima, Ana María Suárez, depositaron un ramo de flores en el Memorial per la Pau, instalado en el lugar del ataque, justo delante del Club Nàutic.

En sintonía con este gesto, y como ya ocurrió en Barcelona, las flores fueron las protagonistas de los diferentes homenajes que se sucedieron en este espacio a lo largo del día de ayer. Por la mañana, representantes de Ciudadanos y también los subdelegados del Gobierno central en Tarragona y en Lleida, Joan Sabaté y José Crespín, participaron en sendos actos conmemorativos. En este último también se reunieron representantes del PSC y acudió el embajador español en Andorra, el leridano Àngel Ros. Asimismo, de manera espontánea, también muchos vecinos y turistas se acercaron al lugar para mostrar su solidaridad con los familiares de las víctimas del terrorismo. Ya por la tarde, el president de la Generalitat, Quim Torra, acompañado por su esposa, Carola Miró, y en presencia de representantes del ayuntamiento de Cambrils, de las asociaciones locales y de los cuerpos policiales, depositó un ramo de flores sobre el memorial. El acto fue breve, no hubo intervenciones, y terminó con un minuto de silencio. Al mismo tiempo, coincidiendo con la ofrenda del president, medio centenar de personas convocadas por el CDR del Camp de Tarragona se manifestaron en silencio para exigir responsabilidades, saber la verdad y que se explique quién había realmente detrás de los atentados. “Estamos indignados porque no está claro el desencadenante del atentado y porque tenemos la sensación que se ha ocultado información”, dijo uno de los manifestantes.

Leridanos que pasan sus vacaciones en Cambrils abogan por mirar hacia delante

Pasados dos años de aquella funesta noche en la que Cambrils fue golpeada por la barbarie yihadista, la normalidad ha vuelto al paseo marítimo y, poco a poco, el atentado va quedando atrás como un recuerdo que, aunque permanecerá imborrable en la mente de los que lo vivieron, se va apagando como el filamento de una bombilla que languidece.

Y es que, como publicó SEGRE, leridanos que pasan sus vacaciones en Cambrils abogaron el sábado por pasar página y mirar al futuro. “Hay que mirar hacia delante, aunque sea un recuerdo que nunca olvidaremos”, explicó Amparo Segarra, una leridana afincada desde hace tiempo en València y que veranea desde pequeña en esta localidad de la costa tarraconense. Ella fue testigo de lo ocurrido y confesó que se le pone “la piel de gallina” cuando recuerda el sonido “de los helicópteros y los disparos”. “Aquella noche la pasamos sin dormir, fue horrible”, manifestó. Josep Tribó, de Mollerussa, llegó a Cambrils al día siguiente del ataque. “Estamos muy bien aquí y ya no hay ningún problema”, señaló, a la vez que confió en que “algo así no se vuelva a repetir más en el futuro”.

Cinco yihadistas protagonizan un atropello masivo en Cambrils Cuando Catalunya todavía no se había recuperado del zarpazo que horas antes había asestado el terrorismo en el corazón de Barcelona el 17 de agosto de 2017, cinco yihadistas irrumpieron a toda velocidad en el paseo marítimo de Cambrils para perpetrar un segundo ataque. Todo ocurrió pasada la una de la madrugada. En un estado de máxima alerta ante la posibilidad de que se produjeran más atentados, los Mossos d’Esquadra dieron el alto a un vehículo a bordo del cual iban cinco jóvenes terroristas. No pararon y empezaron a atropellar a peatones. Cinco civiles y un agente fueron alcanzados por el vehículo. Una de las atropelladas murió. Detuvieron el coche tras ser tiroteados unos 500 metros más allá y bajaron con cuchillos. Apuñalaron a otra persona hasta que cuatro de ellos fueron abatidos. El quinto, que todavía logró alejarse un poco, cayó al grito de “Alá es el más grande”.