Catalunya, eje de precampaña

Todos los partidos políticos centraron ayer la crisis catalana en sus mensajes de precampaña electoral de cara al 10N. Ayer, el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, llamó ayer a derribar “el muro” del “bloqueo” que “nos impide avanzar y defendernos de las amenazas” y, para acabar con ese muro, apeló a reunir “a todas las fuerzas que sea posible”.

En un acto en Madrid para presentar la campaña y arropado por cinco ministros, Sánchez –en un breve discurso de apenas once minutos– exigió un Gobierno “fuerte” para superar la crisis de convivencia en Catalunya pero también “progresista, unido y estable, no en funciones”.

El PSOE confía en que la exhumación de Franco y la gestión de la crisis en Catalunya le beneficien

Enlazando con el lema de su campaña, Ahora sí, Sánchez quiso convencer de que aglutinando el voto en torno al PSOE será posible que España, por fin, se dote de un Gobierno fuerte y estable que dure cuatro años y que sea capaz de tranformar España en un país más moderno, que es justo lo que no quieren, en su opinión, ni las tres derechas ni los partidos independentistas.

La cúpula del PSOE sostiene que el partido tiene más apoyos entre la ciudadanía de lo que están indicando la mayoría de las encuestas que se vienen publicando en las últimas semanas y que apuntan a un estancamiento, cuando no una tendencia a la baja, de la intención de voto que se pronostica para los socialistas.

Además, en opinión de una destacada dirigente de la cúpula del partido, los sondeos no están reflejando aún la influencia que tendrá en el voto de mucha gente la reciente exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Otro de los elementos con que cuenta la dirección del PSOE para mejorar los resultados que obtuvo en abril tiene que ver con su gestión de los últimos incidentes en Catalunya.

El partido confía en que la ciudadanía valore cómo su respuesta a los disturbios callejeros no generó más violencia y contribuyó en cambio a que estos fueran bajando de intensidad.

El Partido Popular está convencido de que el PSOE y Vox han alcanzado un pacto, que está ya “funcionando” y “en marcha”, para debilitar al PP que permitiría a Pedro Sánchez continuar en la Moncloa y a Santiago Abascal aumentar su respaldo en las elecciones del 10 de noviembre. Fuentes de la dirección del PP creen evidente que Pedro Sánchez necesita un PP débil frente a la tendencia alcista que los sondeos dan a Casado y, por eso, está impulsando un estrategia para ceder protagonismo a Vox e impedir que Casado siga creciendo. Los de Abascal, por su parte, se estarían dejando usar por el PSOE para aumentar su base electoral, lo que, según las fuentes, podría deparar el 10N en la sede de Vox el mismo escenario agridulce que el de la noche del 28 de abril. El propio Casado recuerda en una carta a los electores que más de un millón de votos a Cs y Vox en las elecciones del 28 de abril fueron inútiles para el bloque de centro-derecha y beneficiaron a la izquierda y a los nacionalistas. Además, pide “sumar” el voto en torno al PP porque el sistema electoral castiga la fragmentación del voto.