Biden saca ventaja tras ganar en Wisconsin y Michigan, y Trump exige paralizar el recuento

El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, arrebató ayer los estados clave de Wisconsin y Michigan al presidente, Donald Trump, y se acercaba así hacia la Casa Blanca. Sin llegar a darse por ganador, se mostró anoche optimista y dijo que “nadie nos robará la democracia”. Todo mientras el candidato republicano, que sí se autoproclamó vencedor, denunció un ‘fraude a gran escala’ y anunció que va a pedir al Tribunal Supremo que suspenda el escrutinio de los votos.

Con los 10 delegados que otorga Wisconsin y los 16 de Michigan, según proyecciones de diferentes medios estadounidenses, Biden sumaba anoche al menos 264 compromisarios en el Colegio Electoral, frente a los 214 que acumulaba Trump, en su objetivo común de llegar a los 270 que dan la victoria.

El voto latino, debutante como la mayor minoría en el electorado, puede ser clave en el resultado final

La participación fue la más alta en 120 años, con 160 millones de votos de 238 millones con derecho a ello

Wisconsin era, después de Arizona, el segundo estado que Biden le arrebata a Trump respecto a los resultados de 2016. Además, el demócrata también le ha quitado al mandatario el segundo distrito de Nebraska, que otorga un solo delegado. Según el recuento provisional, Biden ganó en Wisconsin por un escaso margen de 20.510 votos, 49,4 a 48,8%. Al ser el margen menor al 1%, Trump tiene derecho a pedir el recuento, aunque tendrá que sufragar de su bolsillo su costo de 3 millones de dólares.

Biden todavía tiene que ganar en al menos dos de los cuatro estados clave en los que el escrutinio seguía ayer en curso: Nevada, Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania. El exvicepresidente llevaba la delantera en Nevada, dos estados que le darían la cifra exacta de 270 compromisarios necesarios para ganar las elecciones. Nevada, no obstante, ya anunció que no entregaría resultados hasta la jornada de hoy jueves, por lo que los demócratas podían tener sus ojos en Georgia.

Wisconsin fue uno de los tres estados del medio oeste junto a Michigan y Pensilvania que Trump ganó por sorpresa y por escaso margen en 2016 pavimentando su camino hacia la Casa Blanca. Antes, Wisconsin había votado demócrata en las anteriores siete presidenciales.

Por su parte, la campaña de reelección de Trump presentó una demanda para exigir que se detenga el recuento en Michigan, por considerar que no se le ha dado el acceso suficiente a los lugares donde se hace el conteo de votos.

Trump continuó además sus intentos de generar dudas sobre la legitimidad del resultado en Michigan, al escribir en Twitter que ese estado “ha encontrado ahora las papeletas necesarias para mantener” fuera del Senado al candidato republicano en ese estado, John James, a pesar de que aún no había resultados oficiales en la pelea por ese escaño.

El presidente también intentó sembrar desconfianza sobre el resultado en Pensilvania, donde las cosas están también muy ajustadas. “Estamos ganando por mucho en Pensilvania, pero la secretaria de Estado de Pensilvania acaba de anunciar que hay ‘millones de papeletas por contar’”, lamentó en un tuit.

De este modo, el fantasma del litigio que proclamó presidente de EEUU en el año 2000 al republicano George W. Bush persigue ahora a los estadounidenses, que aún no saben quién ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años y están pendientes de un conteo que avanza lento debido a la gran cantidad de votos por correo.