El juego de nunca acabar

En 1995, Robin Williams y Bonnie Hunt, como cabeza de reparto, sorprendieron a crítica y público con la adaptación de un relato corto para adolescentes escrito en 1981 por Chris Van Allsburg y que explica cómo un misterioso juego de mesa, con poderes ciertamente malignos y desastrosos para quien juega con él, era indestructible y poseía la capacidad de pasar de mano en mano a través de los siglos. El éxito de la película (pensada para un público familiar) provocó una serie de televisión (1996-1998), una primera secuela, Zathura, una aventura espacial (2005); y una segunda, Jumanji: Bienvenidos a la jungla (2017). Ahora, para estas Navidades, llega la tercera entrega con Dwayne Johnson, que ya protagonizó la anterior, Jack Black, Karen Gillan y cameos de lujo como los de Danny DeVito y Danni Glover. Los guionistas le dan otra vuelta de tuerca más a la historia, con mucho sentido de lo absurdo, efectos especiales y buscando la complicidad de adultos y pequeños, volviendo a hacer que los protagonistas jueguen de nuevo en el maléfico juego que les va intercambiando la personalidad a medida que avanza la partida por lo que deberán de acabarla para que todo vuelva a la normalidad y, ¿quién sabe?, si a una nueva entrega.