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¿Cómo se valora la investigación científica?

Publicar o morir. Este lema está grabado en todo laboratorio de investigación. Lejos queda la ciencia en que crecía lentamente. ¿Pero cómo sabemos qué personas, grupos e instituciones investigan mejor? Lo descubrimos en este reportaje.

¿Cómo se calcula, la ciencia?

¿Cómo se calcula, la ciencia?

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En el siglo XX la producción científica ha vivido un crecimiento explosivo, y hoy es tan grande y especializada que ha dejado atrás definitivamente el mito del hombre renacentista que domina todos los campos del saber. En cada campo, los resultados de la investigación se publican después de ser valorados anónimamente por colegas (peer review o revisión de expertos), en revistas especializadas que prestigian su producto aceptando solamente una pequeña parte, la que consideran de más calidad, de lo que les envían los investigadores.

El número de publicaciones científicas marca el reconocimiento de los investigadores y las universidades

Indicadores

El prestigio de la investigación se construye sobre una cadena de reconocimientos mutuos, sin una autoridad central que lo avale. Un investigador será más considerado si publica o patenta mucho, y si sus publicaciones son citadas como referencia por otros, preferentemente de autores ajenos a su propio entorno, que se interesan por sus resultados.

De esta estructura salen de manera natural los indicadores más populares para medir la producción científica: el número de artículos (papers) publicados, y el número de citas que reciben.

Un indicador muy extendido, hoy día, es el índice H, creado el año 2005 por el físico argentino Jorge Hirsch. Si tenemos H=28, eso indica que un investigador, un grupo o una institución son autores o titulares de 28 artículos, cada uno de los cuales ha sido citado al menos 28 veces.

Al ser un valor acumulativo, cuesta poco que aumente cuándo los números son bajos, pero el crecimiento en valores altos es lento. Valores de H por encima de 45 son extraordinarios e indican una producción científica grande y sostenida en el tiempo, y en campos en que se publican muchos artículos. Una investigadora joven con 4 artículos, uno de los cuales citado 4 veces, y los otros 3 una sola vez, tendría H=1, pero sólo que uno de los menos citados recibiera una nueva cita ya pasaría a H=2. Es fácil de ver que el paso, por ejemplo, de H=40 en H=41, requiere una respuesta fuerza más compleja. Un autor de un solo artículo reconocidísimo, con miles de citas, seguiría con H=1.

El índice H ha recibido críticas, como no refleja bien la productividad del momento porque las citas llegan lentamente, o que un autor joven es difícil que tenga una H elevada. Por eso se ha propuesto otros indicadores, como dividir H por el número de años en activo. Hace falta decir también que hay campos de la ciencia en que el colectivo de investigadores es más reducido, cosa que comporta menos artículos y menos citas entre ellos; o bien el hecho de que los artículos tienen a menudo varios autores, y hay unas convenciones sobre el significado y valor de ser el primer autor, el último, o uno de en medio, cosa que, aparte de variar entre disciplinas científicas, no queda recogido de ninguna manera en el índice H.

En todo caso, en comparaciones internas para campos concretos, y en combinación con otros, suministra información importante para hacer un retrato del trabajo científico personas, grupos e instituciones. Existen bases de datos, como Web of Science, que proporcionan esta información actualizada de personas, instituciones, y de las revistas, que al mismo tiempo se ordenan con los llamados índices de impacto, según las citas que reciben sus artículos.

Las publicaciones científicas como negocio...

Es constatable que las publicaciones científicas se han convertido en un imponente negocio para conglomerados empresariales como Elsevier o Springer.

Un investigador (o la institución en la cual trabaja) puede pagar 3 veces por las publicaciones: para publicar, para acceder a los artículos publicados, y revisando anónimamente artículos de colegas, que tiene un coste de horas y de especialización también importante. Dado que la mayor parte de la producción científica se alimenta de fondo públicos, se ha reclamado que el acceso a los resultados tiene que ser libre. Y han surgido iniciativas como PLOS, que fomenta el open access, acceso libre, pero que carga a los autores el coste operativo. Algunos países, como Alemania, están fomentando este modelo y empiezan a retirar las suscripciones a las publicaciones comerciales de pago. El debate sigue abierto.

...y piratas

La presión para publicar y las facilidades de acceso que da internet han llevado también a un fraude reciente que afecta a la credibilidad científica. Se trata de nuevas revistas que ofrecen publicar rápido y a precios módicos pero sin la garantía del peer review. En estas revistas se las ha llamado depredadoras, y desde las instituciones de más prestigio se rechazan los candidatos que publican. Y han existido campos enteros en que la circulación de ideas se ha establecido sobre bases poco rigurosas, cosa que ha propiciado algún escándalo como lo que relatan Alan Sokal y Jean Bricmont, físicos, a Imposturas intelectuales (1997), cuando consiguieron publicar un artículo absurdo en una revista puntera de filosofía posmoderna.

A pesar de todo, el sistema es robusto y capaz, como ha pasado y seguirá pasando, de corregir sus anomalías.

Metodología La plataforma “Produ-Science-UdL” (www.produ-science.udl.cat) se desarrolló hace ahora 10 años por dar visibilidad a la productividad científica de los investigadores de la UdL en la Web of Science (WoS), donde constan las publicaciones científicas indexadas. Publicar en revistas indexadas supone pasar un proceso de filtraje con varias evaluaciones y revisiones antes de ser aceptado o rechazado el artículo. Estas revistas están clasificadas según su índice de impacto, o número a veces que es citada la revista. Cuanto más alto es el índice de impacto de la revista más prestigio tiene la publicación. Las revistas indexadas más importantes publican una cantidad reducida de los artículos que reciben, que a veces no supera el 10%. En el WoS –actualmente www.publons.com–, se registran “el número de publicaciones científicas indexadas, su número de citas, la media de citas por artículo, la media de citas anuales y el índice de Hirsch o índice H”, entre otros datos de productividad científica. La plataforma “Produ-Science-UdL” recoge estos 5 indicadores bibliométricos y los clasifica por Área de Conocimiento, Departamento, Facultad y Centro de Investigación. Adicionalmente, la plataforma ha desarrollado un índice de cada investigador/a ponderado por los años que hace que publica, y aporta un indicador que compara el índice H de cada investigador/a con los 5 investigadores que trabajan en España de mayor índice H de su categoría (Comparative Fit Index). En la plataforma “Produ-Science-UdL” consta todo el personal investigador de la UdL, pero sólo se listan los datos bibliométricos de los que voluntariamente quieren constar y hacer pública su productividad científica. Aunque de hecho estos datos son ya públicos tanto en el WoS como en otras webs similares como Scopus. “Produ-Science-UdL” actualiza los datos una vez al año con ayuda del Vice-Rectorado de Investigación de la UdL, pero cada investigador/a las puede actualizar cuando quiera con un código de acceso. Aunque existen publicaciones registradas en el WoS para todas las titulaciones y especialidades académicas de la UdL, son los investigadores/se de ETSEA, Medicina y la Escuela Politécnica Superior los que más publican.

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