PERFIL | JUAN CARLOS I
Aquí no leerá usted, astuto lector, lo que esperaría leer en un perfil sobre el rey emérito

El rey emérito, Juan Carlos I, visto por Edgar Becerra Pajares
Probablemente esperará usted, astuto lector, que en un perfil del rey emérito diga que este hombre tiene una desfachatez inenarrable al quejarse en su libro de que es el único español que no cobra pensión tras 40 años de servicio, él, precisamente él que aceptó 100 millones de dólares de la dictadura saudí, una cantidad que usted y yo solo alcanzaríamos cuando nos jubilemos si cobráramos nuestra pensión durante 2.000 años, pero no lo voy a decir. Probablemente esperará usted que diga que desde que Tejero entró en el Congreso, a las 18,23 horas del 23 de febrero de 1981, hasta que el rey salió en la tele para condenar el golpe de Estado pasaron más de 6 horas, tiempo más que suficiente para ponerse los pantalones de general, cosa que Juan Carlos dice en su libro que no hizo para ir más rápido, pero no lo voy a decir. Probablemente esperará usted que diga que es imposible creer que su fiel amigo el general Armada, su mano derecha durante 17 años, le traicionó al decir a los generales golpistas que hablaba en nombre del rey, pero no lo voy a decir. Probablemente esperará usted que diga que es alucinante que el emérito afirme en su libro que ha dado la libertad a los españoles y los españoles no se la han dado a él, precisamente él, que se fue a cazar elefantes durante la peor crisis financiera de su país, construyó una villa para sus amantes en pleno monte de El Pardo, utilizó el Cesid para tapar las miserias de su vida privada y pagó con dinero público el silencio de Bárbara Rey, pero no lo voy a decir. Probablemente esperará usted que diga que Adolfo Suárez confesó que no se había convocado un referéndum sobre monarquía o república porque lo habría perdido la monarquía y los periodistas ocultaron esa confesión durante décadas, pero no lo voy a decir. Probablemente esperará usted que diga que el CIS dejó de preguntar por la monarquía cuando empezó a ser discutida, pero no lo voy a decir.
Lo que voy a decir en este perfil, astuto lector, es que el rey emérito es un espejo. Un espejo de nuestro fracaso. Del fracaso de la generación de periodistas, jueces, fiscales, catedráticos de Derecho y miembros del Tribunal Constitucional que hemos ejercido nuestras profesiones durante los últimos 50 años. El Tribunal Constitucional ha dicho que el rey emérito es inviolable citando el artículo 56.3 de la Constitución, pero lo ha mutilado. Ese artículo dice que “el Rey es inviolable”, sí, pero a continuación afirma que “sus actos siempre serán refrendados en la forma establecida en el artículo 64”. Y el artículo 64 dice: “Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno”. El rey es inviolable por los actos refrendados por el gobierno (de los que es responsable el gobierno), no por sus actos privados. ¿Ha refrendado el gobierno que el rey aceptara 100 millones de la dictadura saudí y los ocultara al fisco? Por supuesto que no. Si aún así el Tribunal Constitucional dice que el rey es inviolable, ¿está diciendo que lo es haga lo que haga en sus actos privados? ¿Sería inviolable si atracara un banco y disparara a los clientes? Los periodistas, jueces, fiscales, catedráticos de Derecho y miembros del Tribunal Constitucional que durante décadas hemos aceptado esta estupidez, ¿en qué estábamos pensando?

El rei emèrit, Joan Carles I, vist per Edgar Becerra Pajares.