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L'Eix Comercial de Lleida, en l'inici del nou confinament

L'Eix Comercial de Lleida, en l'inici del nou confinamentMAGDALENA ALTISENT

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SR. DIRECTOR:

Digo los platos rotos porque alguien deberá pagar los platos rotos de este confinamiento tan cruel al que se ha sometido a todos los ciudadanos, los empresarios, comerciantes y trabajadores autónomos, y los más perjudicados, los del mundo de la hostelería. Si algún político, sea del color que sea, piensa que la ciudad de Lleida olvidará este último confinamiento, está muy equivocado. Que vayan preparando las maletas del sin retorno a la política. Pues, aunque se tapen la cara con mascarillas para pasar desapercibidos, será inútil. Sabemos sus militancias y sus cargos para las próximas elecciones y venideras, sean las que sean. No os olvidaremos. No os perdono lo que habéis hecho con mi Lleida, una ciudad acogedora, y con unos ciudadanos ejemplares, cumplidores con todas las responsabilidades que se nos han exigido desde el Gobierno central con el estado de alarma. Nadie más que los alcaldes de las zonas fruteras de la zona del Segrià saben el verdadero motivo por el que somos víctimas de este último confinamiento y para que sea Lleida la que encabeza los titulares de los telediarios.

¿Quién controló las llegadas de trabajadores temporeros? ¿Quién se preocupó de habilitar espacios sanitarios imprescindibles para estas personas? ¿De dónde procedían estos temporeros, muchos con billetes supuestamente pagados de otras zonas del país? ¿No hubiera sido más fácil desde el principio hacerlos pruebas del Covid-19 antes de contratarles para la recolección? Son tantas las preguntas sin respuesta que solo la rabia contenida de quien escribe me obligó a callarme.

Mientras Lleida estará confinada, hay zonas colindantes con la zona del Segrià que, teniendo rebrotes de este virus, pueden ir a las playas de Salou, Cambrils o donde quieran, sin ningún control, mientras los leridanos, por ser buenos y obedientes, seremos los únicos confinados de nuestra Catalunya. Aunque espero y confío que alguien pagará los platos rotos. Lleida lo exige.

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