Los ojos, 'víctimas' de la mascarilla

Han pasado más de cuatro meses desde que se decretó en Catalunya el uso obligatorio de la mascarilla, un complemento esencial que, además de irritar la piel, puede provocar molestias oculares. El doctor José

Luis Rodríguez Prats, de la clínica Oftalvist, asegura que desde que comenzó la pandemia se han cuadruplicado las consultas por sequedad en los ojos. “Nuestros ojos necesitan una humedad y temperatura específicas para mantener su correcto funcionamiento y el uso prolongado de la mascarilla se traduce en flujos de aire caliente que constantemente golpean nuestra córnea y provocan sequedad”, explica este oftalmólogo, quien destaca que este problema se agrava con el abuso de las pantallas asociado al confinamiento y el teletrabajo. El enrojecimiento, escozor o visión borrosa pueden ser algunos de los síntomas del síndrome de los ojos secos, que afecta tanto a niños como adultos. Además “hemos detectado un mayor número de inflamaciones de los párpados −blefaritis− debido a la escasa producción de lágrimas y, en algunos casos, el uso diario y prolongando de la mascarilla también puede comportar una discreta caída de las pestañas”. Para evitar este problema ocular, Rodríguez Prats recomienda mejorar la humectación del ambiente mediante humidificadores o con instalando simples bandejas con un poco de agua. “Los colirios también crean una película protectora en nuestros ojos, si bien no todos son iguales ni previenen de la misma manera”, explica el doctor de Oftalvist. Más allá de la mascarilla, la pandemia y el abuso de pantallas también se han asociado con un incremento del diagnóstico de miopía. En esta línea, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO) recomienda fomentar actividades al aire libre con los niños para evitar el incremento de esta patología.

La mascarilla hace que flujos del aire caliente que respiramos golpeen constantemente la córnea

Algunos pulverizadores garantizan hasta 24 horas sin que se empañen los cristales de las gafas

lleida

Aunque cada vez más la sociedad se va acostumbrando a utilizar las mascarillas, existe un gran colectivo para el que el uso de esta medida de protección sigue siendo una molestia en muchas ocasiones: las personas que llevan gafas. Desde que el uso de la mascarilla se hizo obligatorio es habitual ver a personas a las que constantemente se les empañan los cristales de sus lentes y por más que se recoloquen tanto un elemento como otro, siguen viendo el mundo “borroso”. Sin embargo, a grandes males, grandes remedios. Según Miquel Hellin, propietario de la óptica Federòptics La Mitjana, la venta de lentillas y productos para desempañar las gafas se ha disparado exponencialmente en los últimos meses. “Muchísimas personas que solían llevar ocasionalmente lentes de contacto han decidido ponérselas a diario para evitar la molestia que supone que se le empañen las gafas, sobre todo cuando están trabajando”, afirmó Hellin. No obstante, si hay que destacar dos productos por encima de cualquier otros para conseguir solucionar este molesto problema, destacó Hellín, son un los sprays y toallitas antivaho. “Hasta este año no habíamos empezado a vender estos productos, y ahora, una vez nos llegan, se agotan prácticamente al instante, nuestros proveedores pueden tardar hasta un par de semanas a reponernos el producto ante la alta demanda que hay”, indicó Hellin. En este sentido, el optometrista aseguró que los sprays “buenos”, con un precio aproximado a los 10 euros, suelen garantizar que las gafas no se empañen al menos durante 24 horas, mientras que las toallitas (seis euros), si se conservan bien, pueden llegar a utilizarse alrededor de 200 veces.