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Estudian el impacto del cambio climático sobre los melocotoneros simulando las temperaturas previstas a finales de siglo

El IRTA y el CSIC introducen árboles en cámaras de calentamiento donde hay cuatro grados más que en el exterior

Interior de una de las cámaras de calentamiento donde se incrementa la temperatura en cuatro grados.

Interior de una de las cámaras de calentamiento donde se incrementa la temperatura en cuatro grados.IRTA

Lluís Serrano
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Investigadores del IRTA y de la Estación Experimental Aula Dei (EEAD-CSIC) han constatado que el aumento de las temperaturas en la fase temprana de los frutos adelanta hasta ocho días la cosecha de melocotón y nectarina, ocasiona un estrés oxidativo en la fruta, hace que tienda a ser más alargada y cambie su composición. El estudio 'WarmPeach' se ha hecho los años 2023 y 2024 en fincas experimentales de Gimenells (Lleida) y Zaragoza, donde árboles de tres variedades fueron introducidos en cámaras de calentamiento para comprobar qué pasaba cuando estaban a cuatro grados más de temperatura que el resto. Así se pudo simular el escenario climático que los expertos pronostican a finales de siglo, con temperaturas entre 4 y 5 grados superiores a las actuales.

El estudio observó el comportamiento de varias variedades ante este calentamiento en las fases iniciales del desarrollo del fruto, hasta el cierre del hueso, entre abril y mayo. En concreto, en Zaragoza se analizaron la variedad de melocotón Extreme July y, en Lleida, las variedades de nectarina Nectaperf y Big Top.

La principal conclusión ha sido que no todas tienen la misma "plasticidad" o capacidad de adaptarse al cambio climático. "Hay variedades capaces de regular la expresión de sus genes con el fin de adaptarse a estas condiciones y otros que no lo son y sufrirán más estos cambios", explica a la ACN Celia Cantín, investigadora del EEAD.

Según Cantín, muchos parámetros analizados han demostrado "cambios en la composición de los frutos", una aceleración del momento de cosecha, cambios en la forma de los frutos –más alargados y no tan esféricos– y la producción de moléculas que demuestran un estrés oxidativo en los frutos que afecta, por ejemplo, en un cambio en el equilibrio del sabor.

En algunos casos ha habido también menos producción y una pérdida de firmeza con respecto a los ejemplares no calentados dentro de lo que los investigadores han definido como "una máquina del tiempo". Ahora en una segunda fase el estudio profundizará en el análisis de los cambios biológicos y aplicará el calentamiento en un momento productivo más avanzado, entre el cierre del hueso y hasta el momento de la cosecha, según ha detallado la investigadora.

Apuesta por variedades más resilientes

Cantín ha subrayado la importancia de seleccionar las variedades que se ven menos afectadas por el cambio de temperaturas. En este caso, por ejemplo, la variedad Nectaperf ha mostrado menos capacidad de adaptación, mientras que las Big Top i Extreme July se han adaptado mejor. Además, la investigadora ha señalado que el objetivo también es trabajar para paliar los daños observados en la composición de los frutos.

Estos conocimientos se suman a los efectos ya conocidos del calentamiento global en la producción de fruta: peor floración por la falta de horas de frío, mayor riesgo de heladas por una floración más temprana, problemas de cuajado por altas temperaturas durante la floración, mayor estrés hídrico o la aparición de nuevas patologías y plagas, ha indicado Cantín durante la 29.ª Exposición del melocotón y la nectarina a Alcarràs, en el Segrià.

El fuerte calor del verano "paraliza" los árboles

Estanis Torres, investigador especialista del programa de Fructicultura de l'IRTA, ha destacado que el estudio 'WarmPeach' calentó los árboles en una época del año en la que todavía no se registran temperaturas extremas y eso, ha indicado, acabó favoreciendo el crecimiento de los frutos y el adelanto de la maduración.

Durante los meses de más calor, sin embargo, este año se ha observado el efecto contrario. Según Torres, en junio ha tenido temperaturas que han superado la media en cuatro grados y, en julio y en agosto, en uno o dos grados. "Son unos meses que ya son muy cálidos por sí mismos y un sobrecalentamiento implica situarnos en temperaturas extremas, por encima de los 38 o los 40 grados", ha señalado.

En estos umbrales de temperatura, en lugar de favorecer el crecimiento del fruto, el calor ocasiona el efecto contrario, ha afirmado. "El árbol se paraliza, deja de sintetizar, la fruta no crece y observamos una ralentización del crecimiento del fruto y un retraso en el calendario de recolección", ha detallado el investigador del IRTA, quién ha constatado que "el cambio climático ya es un hecho".

Inviernos con menos horas de frío

Por otra parte, Torres ha presentado el informe sobre la afectación de las condiciones climáticas en la producción y la calidad de la campaña de este año. El estudio destaca que este invierno se han acumulado un 13% menos horas de frío y se confirma la tendencia de los últimos años. De momento, eso no es un problema para el melocotonero, pero sí para las especies más exigentes.

La jornada centrada en el melocotón y la nectarina ha ofrecido la tradicional exposición de variedades y ha contado con la asistencia de algunos obtentores del sector. Torres ha destacado que la innovación varietal es "inmensa", sobre todo en melocotón, y que por eso el IRTA hace pruebas con ellas para facilitar la elección a los productores y minimizar el riesgo de "incidencias o variedades poco adaptadas".

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