SEGRE

GUIA

Juneda recuerda que fue durante cincuenta años el epicentro del cultivo de tabaco y la producción de caliqueños de España

Fondarella, Torregrossa, Torres de Segre y, sobre todo, Juneda, fueron durante cincuenta años el epicentro del cultivo de tabaco y la producción de caliqueños de España. El Centre de les Arts i la Memòria de Ponent inaugura una exposición en Juneda para recordar esta industria que sacó a muchas familias de la miseria en la posguerra.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.ALBERT GONZÁLEZ

Publicado por

Creado:

Actualizado:

En:

El hambre de la posguerra desencadenó una de las industrias más potentes que se conocen en Ponent: el caliqueño. Fue un negocio clandestino que permitió a decenas de familias, sobre todo de Juneda, pero también de Torregrossa, Torres de Segre y Fondarella, salir de la miseria e incluso, con el paso de las décadas, hacerse ricas.

La elaboración del caliqueño, el puro deforme que durante el franquismo tenían pegado a la boca la mayoría de hombres, fue una industria tan influyente que llegó incluso a la Moncloa (dicen que el rey Juan Carlos llegó a fumarlos). El Centre de les Arts i la Memòria de Ponent (CAMP), un organismo cultural del ayuntamiento de Juneda, recupera ahora esta historia con una exposición que incorpora imágenes inéditas de familias metidas en un negocio ilegal que vivió su mejor momento entre los años sesenta y ochenta. Paradójicamente, esos fueron también los tiempos de máxima persecución policial, pues el Gobierno defendía el monopolio de Tabacalera, la única empresa pública con derechos de producción y distribución de tabaco en el estado español.

De hecho, una gran parte de la cosecha de Lleida viajaba de forma legal hasta Albal, el municipio valenciano que hacía de centro de recepción oficial del tabaco para convertirlo en cigarrillos. Pero los agricultores de Les Garrigues plantaban mucho más de lo permitido para que los obradores clandestinos tuvieran suficiente materia prima para elaborar caliqueños. Para evitar denuncias e incautaciones, el trabajo se hacía a escondidas en casa.

Los productores repartían las hojas de tabaco entre las mujeres y cada viernes pasaban a recoger los puritos ya enrollados, y las pagaban en efectivo. A partir de los noventa se alcanzó el momento álgido de esta industria que solo en Juneda llegó a concentrar más de cuarenta productores. Luego, con la liberalización del sector (el gobierno de Aznar privatizó Tabacalera en 1999 para convertirla en Altadis) se abrieron las puertas a su legalización.

Los principales productores, como Tabacs Juneda o Tabacs la Junedenca, se atrevieron a dar el paso en 2003. Pero según los sociólogos y economistas, las insistentes campañas antitabaco y la prohibición de fumar en los bares (el lugar de consumo del caliqueño por excelencia) acabó por desmontar el negocio. En cualquier caso, muchos aseguran que hoy en día continúan elaborándose y vendiendo caliqueños en Juneda

Muchos aseguran que en Juneda se siguen elaborando y vendiendo caliqueños a menor escala La exposición es fruto de más de dos años de estudios de tres investigadores

La exposición del CAMP hace un repaso al negocio de los caliqueños, una industria que fue artesana y literalmente casera. Uno de los procesos más delicados era el de secado. A diferencia de los puros, los caliqueños se secaban en hornos para ser consumidos de inmediato. Al principio, se tostaban en cocinas económicas, pero cuando la producción aumentó, se llegó a pedir ayuda a los panaderos o incluso se llegaron a construir hornos domésticos. En la exposición de Juneda hay una muestra de un bidón de gasolina convertido en hornillo.

  • Primer permiso en 1917. La primera referencia sobre la plantación de tabaco en Juneda está documentada en el archivo municipal, donde figura la solicitud de Francesc Torrent Rius al Consejo Provincial de Fomento para las primeras pruebas para plantar tabaco en julio de 1917. Cuatro meses antes, el gobierno había publicado la ley de autorizaciones sobre tales ensayos.
  • Caliqueño del Caribe. La exposición descubre por primera vez, gracias a la ayuda del lingüista Carles Duarte, que la palabra “caliqueño” procede de la deformación del término “caribeño”. Duarte lo justifica por la alternancia entre la “r” y la “l”. Años atrás, se postuló erróneamente que la palabra procedía de la ciudad colombiana de Cali o de la expresión “calada” o “cala pequeña”.
  • La fórmula mágica. Cada familia productora tenía su propia fórmula, la mayoría de veces guardada celosamente ante la competencia. Miel, vainilla, piel de naranja, manzanilla, madera, magnesia, coñac, ron… Daban una personalidad determinada a cada productor leridano, que incluso comercializaba los caliqueños bajo marcas no registradas (Noel, Leones) o incluso falsas (Carmiña de la Coruña).

Un proyecto abierto a la incorporación de más elementos

El Centre de les Arts i la Memòria de Ponent (CAMP) califica la exposición del caliqueño como “un proyecto de larga duración para fomentar la memoria rural de Ponent”. Su comisario, Jordi Quer, advierte que se trata de una iniciativa que permanecerá siempre abierta para que la gente pueda aportar nuevos objectos históricos y más fotografías “que vayan enriqueciendo la exposición”.

Además de Quer, en el proyecto han participado otros dos investigadores de la comarca, el historiador Isidre Piñol (técnico de cultura del consell comarcal) y la humanista Núria Alamon (especializada en turismo rural y cultural). Juntos ya redactaron hace dos años un primer estudio bajo el título Fer Purets, el cultiu de tabac i l’elaboració artesanal de caliquenyos a Juneda donde diseccionaron tanto la historia como la técnica de esta industria. Fue el punto de partida que permitió dar forma a esta exposición.

La inauguración tendrá lugar el próximo 29 de julio. Cuenta con paneles informativos, recortes de prensa, una proyección, tabletas para visionar imágenes y una muestra de paquetes de caliqueños, herramientas y la reproducción de un obrador doméstico.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.ALBERT GONZÁLEZ

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.ALBERT GONZÁLEZ

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.ALBERT GONZÁLEZ

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.

Un joven cosechando hojas de tabaco en Juneda, en 1958.ALBERT GONZÁLEZ

tracking