ALIMENTACIÓN
Los cazadores podrán vender sus piezas como carne para el consumo doméstico
Agricultura ultima un decreto que autorizará a venderla al por menor directamente

Un cazador cuelga en su arnés dos perdices recién cazadas en Bell-lloc d’Urgell.
La Generalitat prepara una reforma legal que permitirá a los cazadores vender directamente a clientes las piezas que abatan y comercializarlas a través de establecimientos minoristas, una medida que tiene como objetivo habilitar una nueva línea de actividad en zonas rurales y, también, abrir nuevas vías para atacar las superpoblaciones de herbívoros.
La Generalitat adecuará su normativa a la comunitaria y a la estatal para permitir a los cazadores la venta de las piezas que abatan y que puedan hacerlo tanto de manera directa a los consumidores como en establecimientos minoristas.
Así conta en la documentación del proceso de participación de la reforma del decreto 9/19, que regula la recogida y la comercialización de la caza silvestre, en cuya nueva versión lleva meses trabajando la conselleria de Agricultura.
Fuentes de la conselleria de Agricultura confirmaron que el texto en el que están trabajando “facilita la venta directa en determinados casos”, aunque la version definitiva está pendiente de los dictámenes de Sanidad Animal y de los Servicios Jurídicos.
Antes de que el nuevo decreto vaya al Consell Executiu quedan detalles por concretar como las especies incluidas, qué formación requieren los cazadores y las eventuales excepciones, a las que son candidatos los ungulados afectados por tuberculosis o los jabalíes con triquinosis.
La venta directa de la caza ya está recogida en la normativa estatal y también en la comunitaria, que la justifica como una vía para “preservar las costumbres locales en sus territorios”. A ese argumento se le suma en Catalunya otro como la necesidad de articular vías para reducir la superpoblación de varias especies de herbívoros por sus efectos dañinos en la agricultura.
La norma estatal permite la venta de “pequeñas cantidades de carne fresca de caza mayor silvestre al consumidor final o a establecimientos de comercio al por menor”, aunque limita esa posibilidad a “dos canales de caza mayor a la semana, por cazador (productor)”. La europea prevé también la venta de la menor, aunque obliga a llevar las piezas “a un establecimiento de manipulación de caza lo antes posible” y a cumplir unos requisitos de conservación en frío y en la evisceración. La Agencia Estatal de Seguridad Alimentaria y Nutrición tiene una postura similar a la de la UE.
A fecha de hoy, en Catalunya los cazadores solo pueden dirigirse a las escasas carnicerías aurtorizadas para manipular la caza mayor y a los puntos logísticos en los que, tras algunas cacerías, se abastecen la media docena de empresas de Andalucía y Extremadura dedicadas a exportar embutido de caza.
En el periodo de consulta pública de la reforma legal hubo una única alegación, planteada por un veterinario, y referente, precisamente, a ese aspecto de la normativa. La respuesta de la Generalitat indica que “se prevé incorporar” al nuevo texto del decreto “la posibilidad de comercializar carne de caza no procedente de un establecimiento de manipulación de carne” y siempre para “pequeñas cantidades”. El documento señala a los alcaldes como la autoridad sanitaria que deberá determinar, en cada municipio, “los controles a los que se han de someter estas carnes de caza”.
Un arsenal de casi 30.000 armas en manos de apenas 10.000 personas
La Intervención de Armas de la Guardia Civil de Lleida tiene censadas en la demarcación 29.545 escopetas y rifles destinados oficialmente a la caza. De estas, 21.302 son de ánima lisa, es decir, de cartuchos, y 8.243 rayadas o de balas. Las de caza suman el 83,7% de las 35.290 armas de fuego de la provincia. Se encuentran en manos de algo más de 10.500 cazadores, ya que están amparadas por 17.812 licencias (autorización nominal), estas se distribuyen en 7.441 de rifle y 10.271 de escopeta y lo habitual es que quien dispone de una de las primeras tenga también una de las segundas. Esta última ampara hasta seis armas.
Lleida exporta cada año más de 160.000 kg de carne de caza, la mayoría a EEUU
La exportación de la carne de caza genera un negocio de más de un millón de euros al año en Lleida, según los datos de la Agencia Tributaria y las Cámaras de Comercio, que no incluyen en este apartado los movimientos de canales de conejo y de liebre. Así, el año pasado se cerraron 81 operaciones de exportación, más del 80% de ellas dirigidas a EEUU, que sumaron un peso de 161,43 toneladas y alcanzaron un precio de 1,15 millones de euros. Ese flujo, con altibajos, tuvo un pico de 620 toneladas por 3,6 millones en 2021 y un valle de 21 y 145.000 € en 2023. No hay importaciones desde hace cuatro años.
Caen las ventas de conejo al exterior y crece la entrada en plena plaga
Los flujos de carne de conejo y de liebre con el exterior, un epígrafe que suma las operaciones de animales silvestres y de granja, resultan llamativos. Cae la exportación, con una mengua de casi el 20% en cuatro años que en 2024 dejó la mercancía en 45,5 toneladas pero con una facturación de 278.700 €, un 17,5% mayor. La importación crece el cantidad y en cotización: 84,7 toneladas (+52%) y 533.220 € (+63%). En plena plaga de conejos, su carne cotiza al alza, las empresas de Lleida compran en el extranjero casi el doble de lo que venden y los flujos consolidan sus tendencias, al alza la compra y a la baja la venta.
Un millar de piezas, el 95% aves y sin incluir conejos, abatidas cada día
La caza conlleva en Lleida la muerte de una media de más de un millar de animales diarios sin incluir los conejos, según los datos del Anuario de Gestión Forestal del ministerio de Agricultura. El de 2022, el último disponible y que confirma la tendencia al alza de esas cifras que se venía registrando en los ejercicios previos, cifra en 20.940 los ejemplares de caza mayor abatidos, casi un tercio de ellos (13.610) jabalíes y con un peso importante para los corzos (3.755) y los ciervos (2.106), y en 344.905 las aves de caza menor, zorzales casi dos tercios de ellas (202.906). Los conejos y liebres fueron casi 250.000.